viernes, 24 de diciembre de 2010

NAVIDAD


Es tiempo de navidad; recuerdo un párrafo de Hamlet que decía "que cada vez que se aproxima el tiempo en que se celebra el nacimiento de nuestro Salvador, el ave del alba pasa cantando la noche entera, y, entonces, según aseguran, ningún espíritu se atreve a salir de su morada. Las noches son saludables. Ningún planeta ejerce entonces maleficio, ni ningún hada ni hechicera tiene poder para encantar". Y no puedo, ni quiero, resistir la ocasión de desear a todos, unas felices fiestas, confianza en que el ave del alba cante, y que la obscuridad se retire a su cueva.-

            Se que hay muchos amigos, conocidos, futuros amigos, rivales, enemigos, indiferentes y desconocidos para los que la Navidad es un momento de dolor, de disgusto o simplemente de resignación. Sin embargo, la Navidad es un momento de reencuentro con nuestra niñez, con los valores que desearíamos sentir todo el año, con la esperanza en un mañana mejor.-

            Quizás hemos esperado demasiado del Niño que nace cada 24 de diciembre y de su mensaje; deseamos que resuelva nuestros problemas, que solucione nuestros conflictos, que cure nuestras miserias. Voto a bríos que es demasiado trabajo para un recién nacido, si no estamos dispuestos a apechugar con nuestra responsabilidad, si no queremos afrontar nuestra libertad, si no nos place cambiar nuestro destino y nuestra vida.-

            A los que no les gusta la Navidad o bien sienten el alma amarrida, o bien la nostalgia, la morriña, el recuerdo de épocas más felices, les genera rencor, desazón o, sencillamente, desilusión. Y sin embargo, el dolor nos acompaña en la vida, el recuerdo de los que cruzaron la última frontera, los sueños perdidos de la juventud, el brillo en los ojos del niño que fuimos… Y, por eso precisamente, la Navidad nos tiene que reencontrar con lo mejor que queda en nosotros, con ese reducto de ilusión, de fe y de confianza.-

            Desde estas líneas, a los que están, a los que ya se fueron, y a los que vendrán, que la estrella nos guíe a la luz que nunca debimos perder… Y que los magos, esos únicos reyes en los que creo, nos visiten para recordarnos que desde lo más humilde, desde lo más ínfimo, desde el sencillo pesebre en el que vive la ilusión, la paz y el amor, se puede, y se debe, hacer la revolución que cambie nuestro mundo definitivamente.-

            Y el mensaje de paz, de amor, de fraternidad, de justicia, el mismo que nació hace ya siglos en un perdido pueblo del Imperio Romano, es el que aún tenemos que conseguir.-

            Así pues, Feliz Navidad.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

ESTAMOS LOCOS

Cuando leí Hamlet, hace ya más años de los que me gustaría recordar, pude leer una frase que venía a decir que no existe nada que sea bueno o malo, es el pensamiento el que lo hace así. La dialéctica que plantea entre moral individual y moral social es profunda, y la única respuesta que el Buen Gobierno puede dar es la mínima restricción necesaria para que no se resienta la convivencia entre los ciudadanos, garantizando una esfera de derechos fundamentales y exigiendo un conjunto de obligaciones. ¿Cuáles? Pues dependerá del conjunto de los ciudadanos, de sus vivencias presentes, de su pasado, bagaje cultural, evolución e inquietudes, de su vida en suma. La moral social, colectiva, reprenderá o no determinadas actitudes, porque considerará que son buenas o malas para la colectividad, pero cada individuo es muy libre de considerar esas actuaciones moralmente reprobadas como buenas o malas. Vamos, póngase la melena hippie y repita conmigo vive y deja vivir.-


Y, sin embargo, en esta España nuestra, más que nunca de charanga y pandereta, los ciudadanos han entrado en una especie de delirium tremens, sin pensar, analizar ni discrepar; se tragan sin recato el soma que les venden unos políticos y satélites apesebrados, envasados en el buenismo y lo políticamente correcto, que no son más que el embozo de fascismo (o estalinismo, que para eso son vecinos ideológicos) en un mundo globalizado de chalados. Y que quieren que les diga, a mí personalmente, no me pone nada ese futuro  de bobos al que nos llevan.-

Hace unos días oí una sugerencia, revolucionaria sin duda, para solucionar los problemas sanitarios del país. Se sugería que las enfermedades producidas por el tabaco no fueran cubiertas por la sanidad pública… Así, con dos bemoles y sin despeinarse. Ya sé que es la cruzadita de moda de estos ineptos que nos gobiernan, pero me preocupa la mirada de inteligencia bovina que veo en muchos ciudadanos, y la pasividad letárgica de los partidos políticos de la oposición. Y yo pensé… Tengo la solución para la sanidad. En la recepción de urgencias, pongan un poeta, de la ceja a ser posible, y reducimos gastos a granel. Así, problemas de infarto en personas de sobrepeso, pues nada, “por cebón, muérete cabrón”, problemas de hígado por exceso de jumilla, pues “por beodo, te vas sin más al hoyo”, que has cruzado mal la calle y te han atropellado, pues “por suicida, para ti no hay camilla”, y claro, si es que tienes una vida disoluta, pues no sé, se me ocurre “por mujeriego, se te va a caer el huevo”. Cuando a Kid Karson le diagnosticaron una grave enfermedad, y le dijeron que tendría que comer sopas de leche, salió del médico, se metió en el “saloon”, y después de meterse entre pecho y espalda una buena ración de bisonte, whisky a espuertas, habano del bueno, y café negro como el infierno, murió con semblante plácido; espero que sepa esto en el otro barrio y que no se le ocurra reencarnarse en España, porque aquí por eso, dentro de poco, terminará en el trullo.-

Pero estas medidas revolucionarias, que son la política sanitaria del futuro, esa que ha empezado prohibiendo a los niños comer bollos en el colegio y dando bombas hormonales a las menores, esa que meterá a los fumadores, a los pocos que resistan, en una jaula del parque zoológico para que los niños les tiren cigarrillos, sí, esa misma, necesita avances revolucionarios más profundos, con hondo contenido ideológico y sobre todo social, porque aquí lo que no se disfraza de social, que quieren que les diga, no existe; así que si usted es católico, pues nada, que le asista el canónigo, y si es liberal, sus hijos colegios no tendrán, y si es de derechas, bueno, si es de derechas mejor piense en irse de este país porque le veo en el zoológico con los fumadores. Y ya puestos, que las mozas no se pongan escote o minifalda, y que todos seamos altos y con RH negativo… ¡Ahí va!, perdonen, que lapsus, si quieren prohibir en una ciudad andaluza que las taxistas lleven vestidos escotados y minifaldas, en un pueblo catalán de playa que las mujeres vayan en bañador o "top", y lo del RH… algo recuerdo del de las nueces. Me temo que el Gran Hermano ya está aquí.-

Claro, que luego oigo que el partido gobernante y el de la oposición quieren reconocer en Melilla como festivo el día grande de los musulmanes. Somos tan buenos y tan tolerantes que me da un gustirrinin que les daría envidia. ¿Qué fiesta nos quitarán?, aún no lo sé… Pero debo decirles que la medida es cicatera, pobre, miserable, mezquina y avara, impropia de políticos con tanto talante y aliados de todas las civilizaciones que en el mundo son. Nada de nada, asumamos las fiestas de todos los emigrantes que están en España. Propongo lista abierta de fiestas peruanas, colombianas, israelitas, polacas, rumanas, argentinas, rusas, chinas (jo, que guay, dos celebraciones de fin de año); celebremos con fruición el día de la pacha mama, de la fiesta de los indios apaches (alguno habrá, digo yo), del Yom Kippur y la sublevación de Varsovia. No se preocupen ustedes que ya buscamos algún día para trabajar, poquito ¿eh? O acaso, ¿el resto de emigrantes no tienen los mismos derechos?;  y los españoles, ¿tienen que renunciar a sus fiestas? Y si les parece mucho, lo hacemos por barrios… No sé, en Tetuán las de Colombia, en Lavapiés la de China, y así sucesivamente. Y si encuentran algún amigo (seguro que sí) que haga, con cargo al dinero público, una guía de fiestas, festejos, cachondeos con y sin arrumacos y similares, y así nos aclaramos mucho mejor todos. Porque no quiero pensar que ustedes son unos mancha pantalones que quieren contentar a los que ponen bombas y gritan en la frontera… No es eso, ¿verdad? porque tanto traje en las noticias y tanto modelito de ministro, da que pensar. Y aún así, hay ciudadanos que lo asumen con normalidad, tragándose todo, sin cuestionar, criticar, ni debatir, pero señalando y marginando al que discrepa.

Hay que asumir que en nuestra sociedad moderna, aborregadamente sana (repitamos todos, beee..., beee...), no se admite al contrario, al que no compra la moto que nos venden (con casco y vaselina incluida) para llevarnos al huerto. Es peligroso, políticamente incorrecto, y, además, no pega en los programas de corazón, y por ello tiene que ser expulsado del mundo falsamente feliz en el que nos adormilan, para luego enviarnos, como el Viejo de la Montaña, a morir deprimidos en la miseria y el paro. Y, sin embargo, sonrío, porque recuerdo con nostalgia los años 80, con un lastre nacional de problemas sociales y económicos, pero con esperanza en el mañana, esos debates generales, ese pensamiento crítico, el inconformismo, esas cervezas que tomábamos, juntos un marxista-leninista, el de falange de toda la vida, el que cantaba en el coro parroquial y el que “pasaba” de todo, hablando, debatiendo, riendo, aceptando al diferente, al que discrepaba, tolerancia y libertad, pura democracia en la calle, para llegar ahora a este fascismo de talante pueril. Desde luego, estamos locos…

martes, 9 de noviembre de 2010

¿DEDON VAS ROTEPAZA?

Hace unos días, releí la novela Damian, escrita por uno de los autores favoritos de mi época adolescente; en el inicio de la obra me encontré con una frase que decía “la vida de cada hombre es un camino hacia sí mismo, el intento de un camino, el esbozo de un sendero”. Y no sé si les pasa a ustedes, pero hay frases que se meten en la cabeza y martillean inmisericordes durante un tiempo hasta que se ocultan en el zaguán de la memoria. Yo, que quieren que les diga, creo que son los espíritus lares que la susurran repetidamente con un propósito concreto.-

Y así debió de ser, sin duda alguna, porque a los pocos días oí la noticia que explicaba las medidas revolucionarias que este penoso gobierno que soportamos, iba e implantar en la educación. Por supuesto, no se mejoraba el sistema educativo, ni se reforzaban los contenidos, de eso nada monada… Para gilipolleces estamos; esos son fruslerías y pérdidas del valioso tiempo de nuestros politiquillos de tres al cuarto; en el país del 20% de paro, ¿quién piensa en mejorar la educación?. Lo que de verdad importa, lo que vaga, lo que peta, es meterse en los recreos del colegio y prohibir los juegos sexistas. Yo, fiel cumplidor de las estupideces retroprogres que, de vez en cuando, vomita el Boletín Oficial del Estado, con gesto enérgico, faz adusta, requerí la inmediata presencia de mi hija de siete años, que, sin demasiado ímpetu, todo hay que decirlo, acudió al requerimiento paterno, convertido ya en implacable ejecutor de la norma. Y a tal fin la exigí un informe diario de los juegos y juguetes que utilizaban en el recreo del colegio. Tengo que confesar que después de explicarle lo que nuestros venerables diputados habían aprobado, me sentí como el emperador que iba desnudo por la calle después de adquirir un traje invisible (¿Habrán prohibido también este cuento?). “Papá, que tonterías dices”, me replicó, y según se daba media vuelta me dijo, “además a mí no me gustan las muñecas”. Ya ven ustedes, niños del siglo veintiuno frente a políticos que deben esconderse en los aseos a leer un resumen de Tótem y Tabú, a ver si logran entender sus frustraciones sexuales.-

En este país que de los tiempos de la Mesta sólo (acentuado, señores académicos, ¿qué pasa?) quedan los rebaños andando por las calles, la norma ha quedado relegada al chascarrillo fácil, a la sonrisa leve y a la resignación sobre la inutilidad de una gravosa casta política que, además de no resolver ninguno de los problemas que padecemos, pretenden legislar hasta los juegos de nuestros hijos. Fue en este momento cuando recordé la frase del libro que les indicaba al principio de este artículo, y, sin rubor lo digo, sentí miedo.-

Miedo porque el Duce debe estar aplaudiendo desde su tumba la deriva totalitaria y represora de las libertades que están tomando nuestros gobernantes; el sendero, el esbozo del camino, es el del totalitarismo, el de la represión, el de la etiqueta fácil. Me da igual camisas negras, camisas pardas, flores en la mano o mariposas en vuelo, sino que lo que de verdad me importa quienes apuestan por la libertad, sin miedos y sin tapujos. De nada me sirve que me vendan palabras si no se soportan en principios. Reflexionen señores políticos, especialmente los que gobernarán en el futuro o los que serán la llave de futuros gobiernos, porque me temo, que los que ahora nos mal dirigen no tienen ya remedio. Para ellos, me permito traerles una cita del Dr. Albert Ellis que dice “Revise su dogmatismo, su necesidad de certeza, su rigidez y su empeño obsesivo-compulsivo en ‘convencer’ a los demás para que sigan sus normas y restricciones”.-

La libertad se siente, se vive, se aplica; la libertad es enemiga de la intromisión innecesaria en la individualidad sacrosanta de los ciudadanos; la libertad no acompaña al que pretende imponer sus ideas; la libertad es enemiga del dogma y del fariseísmo. Y que nadie crea que las pequeñas cosas, son insignificantes. Un amigo informático me comentó que los pixel son invisibles, pero que pixel a pixel imprimía la fotografía completa. Y si contemplamos cada pequeña norma que pasa desapercibida en el desplome de nuestro país, el cuadro es el de la dictadura de lo políticamente correcto, de la separación del disidente y de la censura del crítico.-

Legislan sobre lo que pueden jugar nuestros hijos, regulan su alimentación, suplantan a los padres, retocan cuentos infantiles, falsean la historia, censuran a determinados escritores, señalan a otros como no afectos, y así, lamentablemente, empiezan las dictaduras ante la indiferencia y complacencia de los ciudadanos.-

Así que, o lo remediamos o tendré que recordar un juego infantil, que hoy tararearía así: ¿Dedon vas rotepaZa?; y rotepaZa jodi, ¡por ñapaEs rapa lazartrodes y que no la canozco ni la drema que la riopa!

sábado, 16 de octubre de 2010

EL PIQUETERO

Cuando contemplaba las declaraciones previas a la huelga general y el desarrollo de la misma, recordé la obra de teatro Estado de Sitio; al principio de la misma, el heraldo del gobernador hace una afirmación que resume perfectamente la actuación de estos políticos de profesión que rigen nuestras vidas. Venía a decir algo como que los buenos gobiernos son aquellos en los que nunca pasa nada, y que por lo tanto, la voluntad del gobernador era que no pasara nada en su gobierno para que fuera tan bueno como siempre. La cita, por supuesto, no es literal, pero creo que se aproxima bastante. -


Y que quieren que les diga, la habilidad del Gobierno llega a los extremos de pactar una huelga general para que no pase nada en su mandato… Es muy sencillo, en vez de que ocurra algo que pueda desestabilizar a tanta morralla política, hablamos con los chicos del palo y la piedra para que organicen algo. Tensión descargada, sociedad aborregada…

El que me conoce sabe que no tengo nada en contra del sindicalismo; es más, los sindicatos constituyen el último baluarte frente al poder del empresario, es la balanza niveladora en las relaciones laborales, pero hablo del sindicalismo, no de nuestros sindicatos. En España, amantes de las tradiciones y del buen vivir, heredamos unos sindicatos verticales y, para evitar perder prebendas, creamos un mixto entre los sindicatos de las sociedades democráticas y los sindicatos franquistas, y miren ustedes, o somos tirios o somos troyanos, pero eso de ser raritos mejor que no.-

Unos sindicatos subvencionados, callados a golpe de subvención y talonario, que hacen huelgas no se sabe a quien y no se sabe para qué, sobran de nuestro país. La regeneración sindical es tan urgente como legislar sobre el derecho de huelga o la financiación de los sindicatos; mientras tanto, el surtidor de euros seguirá subiendo, los trabajadores estarán desprotegidos, los empresarios pasmados, los ciudadanos enojados y el país camino del vertedero de la historia.-

Creo que en alguna tienda de aventura han puesto a la venta el kit del piquetero; piedras, palos, gasolina, silicona, y pasamontañas delicadamente embalado en una nueva versión del estuche de la señorita Pepis; en el fondo, pocas cosas cambian, ¿Pero estos energúmenos saben donde nació el piquete? Los piquetes fueron la reacción de los obreros frente a un empresariado ruin que despedía a los trabajadores cuando reclamaban mejoras sociales, y era la última defensa frente a los pistoleros y esquiroles contratados por el empresario. Y en la España del siglo XXI, por arte de birlibirloque, se convierte en un arma de agresión e intimidación organizada por liberados contra los propios trabajadores. Simplemente, los piquetes son unos mierdas pagados con nuestros impuestos, así de claro y así de duro.-

Y mientras, el gobierno sosegado, porque un día de “fiesta” conoce que relaja, y si no se tiene a la parienta al lado, bien sirve una piedra, que el deporte, y más si es violento, quita preocupaciones, elimina tensiones y desvía la atención del pozo al que nos están llevando. A este paso, y a falta de mejores ideas, estos parásitos políticos organizarán, con carácter obligatorio, una saturnal tipo noche blanca gayardoniana.-

En el fondo el objetivo es el mismo, pase lo que pase, y llegue lo que ya está a las puertas, es voluntad de nuestro Gobierno, y de nuestros financiados sindicatos, que no pase nada. ¡Amén!

martes, 14 de septiembre de 2010

GOTAS DE ORIN CORREN POR MIS CALLES…

Tomando un café con un amigo me vino a la memoria la novela Fahrenheit 451, y eso que no hablábamos de los fuegos económicos que arrasan España sino de un tema, aparentemente más inocuo, que del edificante ejemplo cultural mundial que supone la noche en blanco madrileña, pasmo y admiración de la cultura occidental y que sin duda generará numerosas tesis doctorales en las más eminentes universidades del mundo sobre el alto nivel cultural y cívico de los madrileños y de sus autoridades, especialmente del Alcalde, impulsor de la medida. La novela planteaba una sociedad en la que el cuerpo de bomberos se había reconvertido en un cuerpo de incineradores de libros; su mera tenencia estaba perseguida, en una sociedad tecnológica, vacía y aborregada en el que la lectura implicaba una rebeldía insoportable; los perseguidos lectores, personas mal vistas socialmente, inconformistas críticos apestados, conservaban el patrimonio cultural aprendiéndose de memoria los libros, con la utópica intención de, en futuro lejano, poder recuperar ese bagaje que otros quemaban. Lo terrible de aquel futuro no era la existencia de un poder político que pretendiera destruir los libros (que ya se sabe que es habitual conducta de dictadores y demagogos) sino la aceptación y conformidad de la sociedad, que denunciaba a tan terribles delincuentes.-


Y comentábamos la hipocresía de la sociedad, en la que una Ministro del Gobierno prohíbe que se venda bollería industrial en los colegios, mientras contemplan impasibles la debacle que sufren los menores, acecinados entre mares de alcohol. Diga usted que sí, limite las facultades de los padres, pero no impida que los jóvenes salgan del instituto y vayan a la tienda del todo a cien más cercana y cojan unas cuantas litronas de cerveza, que todo sea por la salud de los adolescentes; y por supuesto, prohíba que los adultos fumen en presencia de los menores es espacios públicos, que ya vendrá alguna ambulancia a recogerles en una de estas idílicas noches de alcohol, tabaco y drogas.-

Y en esa bacanal de hipocresía, mendacidad y cinismo entra nuestro muy admirado Ayuntamiento, antagónico de los piratas caribeños, que cuantos más se empeñan estos en enterrar tesoros, más se esfuerza aquel en buscarlos en el subsuelo de Madrid, que ya se sabe que todo es esperable de las corrientes marinas. Y así, nuestro munícipe dirigente organiza una noche en blanco con la muy sana y lúdica intención de que los madrileños, especialmente los mas jóvenes, cojan una melopea monumental, pero no una merluza discreta, no señor, sino una cogorza pública, vociferante y social, Todo ello con sus complementos añadidos de pintadas, basura arrojada a los edificios, vomitonas, y ríos de meadas que bajando por la calle San Bernardo amedrentarían hasta al mismo río Ebro. Y de fin de fiesta, adolescentes tirados por las calles en estado etílico; sí señor Alcalde, una fiesta cultural de órdago. ¿De verdad se cree usted lo que dice a los ciudadanos?; ¿En serio piensa que esto es una actividad cultural? O una de dos… O usted no se entera de nada, con lo cual debería irse de su cargo, o bien usted está engañando a los ciudadanos, y debería entonces tomar las de Villadiego, o como se dice en el foro, achantarse, abrirse o darse el piro.

El que la capital de España sea un gigantesco urinario debería llegarle hasta sus mismísimas narices, y el estado de los edificios tras el festuki dice mucho de la cultura y educación de la sociedad. Y por mucha alta tecnología que ponga para la limpieza de las calles, no se olvide que esa tecnología, esas horas extraordinarias, las pagamos los madrileños con sus impuestos y sus multas, y si tengo que financiar alguna pítima que sea un tablón propio y no un pedo ajeno, ¿no le parece?

Estoy seguro que muchos de los que lean este artículo piensen que soy un moralista retrógrado y arcaico. Lo lamento, pero están en un error; creo en la libertad individual, en la de ser un moralista o un libertino; me es indiferente que una persona coja una borrachera, esnife hasta la línea de un córner, o lea un libro tranquilamente en el salón de su hogar. Las decisiones individuales son eso, decisiones de sujetos libres, que sólo están limitadas por no quebrantar las leyes y por no interferir en la decisión de otro sujeto libre. Si usted quiere emborracharse, no me parece ni bien ni mal, pero siempre y cuando permita ejercer a otro ciudadano su derecho a dormir y descansar, o retozar en paz con la parienta si ese es su deseo, y siempre y cuando no se encuentre con la fachada de su casa o de su negocio rebosante de mierda pura y dura.

Lo grave de la actuación de nuestros dirigentes es que su actuación es maliciosa; convertir algo inocuo socialmente, como es que un ciudadano individualmente (o con un grupo de amigos) se emborrache, en algo normal y patrocinado públicamente, no es, ni más ni menos, que embrutecer a la sociedad, llenar las conciencias de una mezcolanza de alcohol y desmadre, para evitar que piensen en lo que están haciendo estos políticos que nos dirigen; y si encima se dirige a los jóvenes, a los que engañan de forma reiterada, diciéndoles que son la generación mejor formada de la historia, pues miel sobre hojuelas, no sea que piensen en esta pandilla de mentirosos. Convertir a Madrid en la capital cutre europea, en una inmensa atarjea, no es más que un intento de hacer olvidar a los ciudadanos que vamos a la ruina gracias a estos politiquillos de tres al cuarto. Claro, que se que ustedes gozan de la complicidad de una sociedad que ve lo anormal como normal, y que cualquier día quemará los libros y denunciará al que lea. Mientras llega ese momento, al menos sean sinceros y valientes, y declaren el día nacional de la borrachera, el día de todo un país con una tajada espectacular, y, para cumplir con el rito obligado, se marcaría con el espíritu olímpico que caracteriza a Madrid, la hora de la meada pública y finalizaría con la vomitona global. Al menos sean valientes y coherentes. Después de la estupidez del bautizo y de la primera comunión laica, recuperen el 16 de marzo como el día de Baco, y cerremos el país por borrachera olímpica. Con la resaca preceptiva, podríamos quemar algún libro, que el toque cultural no puede faltar…

Y si le quedan fondos después de la limpieza precisa, contrate a algún artista de la ceja, y que versione aquella canción de los ochenta, de tal forma que empezase “ríos de orín, corren por mis calles, Madrid…”.

viernes, 10 de septiembre de 2010

NO TE PONGAS ESTUPENDO

Cuando leí Luces de Bohemia, tengo que decir que me inspiró una especial ternura Max Estrella, y, en mi opinión, una muy justificada repulsión Latino de Hispalis. Mi abuela, mujer del campo segoviano, expresaba una de las ideas que me transmitió aquella obra con palabras distintas, cortas, directas y francas, como son las de la gente de Castilla, que para eso era territorio de hombres libres. Me decía, amparada en esa enciclopedia de sabiduría que es el refranero español, “Dios me guarde de mis amigos, que de mis enemigos me guardo yo”.


Y no sé la razón, pero las pocas neuronas que me quedan debieron entrar en una especie de orgía sináptica, y me recordaron esta obra mientras escuchaba lo que decía el Presidente del Gobierno. Quizás sea un cortocircuito neuronal debido al esfuerzo inmenso, sin duda causado por mis limitaciones, de intentar entender que dice, o que intenta decir, el jefe del Ejecutivo de esta Nación que antes de su llegada al poder se llamaba España, y que cuando se vaya, ya veremos lo que deja tras su paso.

Y lamento pensar que esa simpatía que me inspiraba el protagonista bohemio, cuando se trata de los intereses nacionales y de la defensa de los ciudadanos españoles, se torna en indignación, estupor, hastío y decepción cuando la persona que rige nuestros destinos más parece sacada de una novela del esperpento que de la vida política española, aunque, según como se mire, los ejemplos que tenemos, salvo muy dignas excepciones, no dejan mucho espacio a la ilusión.

Si en los años 80 me hubieran vaticinado que un Presidente del Gobierno español compararía el futuro de los españoles con el de un muñeco gigante de un bebé, figura en mi opinión bastante cutre y con un rictus desagradable, hubiera enviado con urgencia al augur a un psicólogo, psiquiatra, sacerdote, rabino o especialista adecuado en la sanación de mentes o almas… Pero si la profecía hubiera sido que ese mismo Presidente, iba a calificar de amigo al responsable del apaleamiento de ciudadanos españoles que se manifestaban por la independencia del Sahara, sin ninguna duda, habría pasaportado al vate al psiquiátrico más cercano, para una adecuada revisión y puesta a punto de su cabeza. Pero ahí estaba nuestro flamante y sonriente Jefe del Ejecutivo, en la tierra del sol naciente, afirmando la amistad con Marruecos y afeando la conducta de ciudadanos españoles que solicitaban el cumplimiento de la Resolución de las Naciones Unidas, mientras que Sony anunciaba el cierre de su fábrica en Cataluña para aupar a este estadista a la champions league del desempleo europeo; desde luego no podremos quejarnos de que no hay cooperación internacional con España. Como diría un castizo, “estás que te sales, Pepeluí”. Sólo estoy esperando que vaya usted a La Noria a informar adecuadamente a los ciudadanos de sus planes políticos y económicos, y ese creo que será el momento en que tenga que pedir, en algún país medianamente serio, asilo político para mantener mi estabilidad mental personal.

Decir que es amigo de España un país teocrático, que permanentemente reivindica zonas del territorio español, que envió soldados a invadir nuestro territorio soberano, que es el puerto de salida de la emigración ilegal, que se niega a cumplir las resoluciones de Naciones Unidas sobre una antigua colonia española, que permite que se apalee a ciudadanos españoles que se manifiestan por la independencia del Sahara, que bloquea la ciudad de Melilla, es de una ceguera tal, que miedo da pensar quien está planificando nuestra política exterior. De Marruecos, lo máximo que se puede decir es que es un país vecino, y dado que tenemos fronteras comunes, que habrá que intentar llevarse más o menos, siempre y cuando el prestigio del Estado y nuestros intereses no se vean amenazados. Lo mismo que diría un buen padre de familia de ese vecino molesto en la Comunidad en la que vive y que hay que aguantarle por intentar conseguir una convivencia pacífica. La debilidad en política exterior no suele terminar bien; las contemplaciones con países hostiles suelen terminar mal para los ciudadanos, que al final, pagan con su sangre y esfuerzo los errores de los políticos. Coja algún libro de historia, de esos que ya no se utilizan, y compruebe usted mismo en que terminó el talante, sin ir muy lejos, de aceptar la anexión de los Sudetes.

Claro, que la misma frase la oí a la portavoz del Partido Popular que parece olvidar que el anterior Presidente del Gobierno tuvo que enviar a unidades militares para desarmar y devolver a Marruecos a los soldados invasores. El silencio y la tolerancia se convierten en complicidad cuando está en juego la seguridad de los ciudadanos. Triste panorama y negro futuro nos espera como no cambie la inercia del voto de los españoles.

No me queda otro remedio que decir, pensando en la obra de la que tanto disfruté, aunque con un regusto amargo en la boca, estáis estupendos.

lunes, 30 de agosto de 2010

EL FIN DEL SINDROME DE ESTOCOLMO

El síndrome de Estocolmo no es más que la alteración que experimentan aquellas personas que, habiendo sido secuestradas, manifiestan afecto y vinculación enfermiza con sus secuestradores; sin embargo, según escribo este artículo, viene a mi memoria un ejemplo mejor, así que espero que no piensen que les he engañado con el titulo… ¿O quizás sí?. En cualquier caso, son prerrogativas del que escribe, así que espero me disculpen.


Recuerdo de mi época joven un libro, cuyo título es Walden Dos. Esta obra, que para los que no lo conozcan, no tiene aparentemente nada de texto político; es de un autor que es considerado el padre de una teoría psicológica llamada conductismo. Para no aburrirles aun más de lo habitual, les resumo que el libro trata de una especie de comuna en la que se intenta aplicar un nuevo modelo de sociedad con cierto aire hippie. A los efectos de este articulo, sólo quiero resaltar la parte de las vacas… Sí, de las vacas, esos animales con cuernos que hacen muuuu, que pastan y dan leche, esas mismas…

Según cuenta ese libro, en esa sociedad de tubo de ensayo, establecieron unas vallas electrificadas alrededor del ganado; cuando la res salía del cercado, recibía una descarga eléctrica fuerte aunque inocua. La acción de escapar conllevaba una descarga y, con el tiempo, ninguna vaca intentaba ya abandonar el paraíso bovino en el que las habían recluido. En ese momento, los colonos de Walden Dos retiraron las cercas electrificadas y comprobaron que las vacas seguían obedientes y no pretendían huir del espacio asignado… Sin embargo, al final de la novela (yo al menos la leí como tal, aunque pueda que haya quien se rasgue las vestiduras), cuando el visitante de la comuna se iba maravillado de la nueva sociedad que le habían mostrado, observó que una vaca escapaba del cercado… Vaca rebelde, sin duda, y si ustedes piensan que era sólo una vaca inconformista, no les voy a quitar la ilusión, aunque yo creo que era el principio de una revolución animal, y si no fuera por la diferencia cronológica entre las obras, el principio de Rebelión en la Granja. Y, ahora que lo pienso, ¿eran vacas u ovejas?; bueno, la moraleja es la misma.

No sé por qué, pero cuando vi la celebración popular y espontánea de la victoria de la selección española, que quieren que les diga, me acorde de la vaca que se escapaba de Walden Dos, o mejor dicho, que se le escapaba a B.F. Skinner, autor de Walden Dos y, todo hay que decirlo, tipo sádico donde los haya, que sometió a su hijo recién nacido a experimentos psicológicos que hoy en día habrían conllevado penas de prisión (todo sea por la ciencia) y, en mi opinión sólo superados por los experimentos que llevan aplicando a los españoles nuestros queridos y estimados nacionalistas con la complicidad, por no hablar de coautorías, de partidos políticos que se supone van a defender el interés nacional.

Y, por supuesto, no quiero decir que la sociedad española sea un rebaño, ni comparo a los ciudadanos (entre los que me encuentro) con cuadrúpedos, pero sí que a la sociedad española se la ha sometido a un gigantesco y maléfico experimento conductista, metiéndola en un cercado electrificado por unos pseudoprogres de mierda, y, gracias a ellos y a nuestro silencio culpable, todos hemos entrado en su establo, pisado las boñigas que nos han puesto y hemos abrevado de un líquido apestoso y maloliente que nos han vendido como el nuevo maná divino, llamado ahora talante, consenso (o psuedoconsenso), pensamiento políticamente correcto o demás zarandajas. El sistema empleado es evidente; han utilizado la falsificación de la historia, la exaltación de las diferencias entre españoles elevándolas a obstáculos diferenciadores, e incluso con el robo del patrimonio cultural de los ciudadanos, que va desde los desmantelamientos de archivos nacionales hasta la eliminación de un idioma propio (el español) de unos ciudadanos que tenían dos idiomas maternos (valenciano/español, vascuence/español, gallego/español, catalan/español...), maniobras que tienen la macabra finalidad de romper raíces, destruir lo mucho que nos une y garantizar prebendas a los creadores del experimento.

Para ser coherente, creo que debo identificar a los “pastores”:

En primer lugar tenemos a los nacionalistas vascos, hijos separados de los carlistas, y caracterizados por destacarse en las políticas conservadoras, xenófobas, racistas e intolerantes. Gente que quiso pactar con Hitler, que se rindió cobardemente a los italianos, que probablemente, según algunos autores, estuvo al servicio de la CIA y que lleva practicando la mordaza de los discrepantes por el democrático sistema del tiro en la nuca, bien por acción o por mera contemplación de los asesinatos, esperando que unos sacudan el nogal y otros recojan las nueces.

Después disfrutamos de la compañía de los nacionalistas catalanes, separatistas de boca pequeña, que pactan con Primo de Rivera (o con Franco) el mantenimiento de sus privilegios, herederos de lo más abominable de la Edad Media española, es decir, de la pura esclavitud de los payeses en todos los aspectos, incluyendo el derecho de pernada, y con la sana intención de seguir imponiendo sus privilegios, su nuevo feudalismo, a toda la ciudadanía; estos son los hipócritas que mandan a sus hijos a colegios privados para que aprendan bien castellano e ingles (o alemán, ¿les suena de alguien?). Estos sujetos que niegan el derecho a los ciudadanos a estudiar en español y que se permiten el descaro de ofrecer cursos en español para estudiantes extranjeros en las universidades catalanas. Mientras, que los hijos de la plebe se conformen con estudiar sólo en catalán, no sea que escapen de Cataluña y se les vaya esa mano de obra barata que consuma su somma nacionalista, una versión moderna al más puro Mundo Feliz, de lo hicieron los antiguos señores feudales, no sea que su plebe vea que existe otro mundo y cuestione las mentiras que les han estado vendiendo.

Otros nacionalistos, similares a insectos bípedos de las escuadras de la muerte que huelen la podredumbre, se han unido al festín político-económico, no sea que se les escape un jugoso trozo de víscera, que más que valorar el queso que recibimos, matamos a la vaca y que los que vengan después que arreen, que para eso España es país de trashumantes, emigrantes y carreteros.

Luego tenemos a los izquierdistas, autonombrados genuinos demócratas, en muchas ocasiones hijitos mimados del régimen franquista que confunden 40 años con 20 siglos, que han esnifado las sandeces que otros escribieron y que las han elevado a teoría política. Esta tropa que, si se enriquece y se lleva el dinero en carretilla vale, si quita la pensión a los jubilados, el sueldo a los funcionarios y el dinero a las futuras madres, bueno, si reduce las prestaciones sociales, lo mismo da, pero que España es un concepto discutible y discutido, por supuesto, que en algo se tiene que notar que son progres, porque el resto de sus actuaciones dan un pobre bagaje en ideas progresistas y protección social.

Y hay más aún; los conservadores, acomplejados, blanditos, timoratos, personajes parecen que sacados de la obra de teatro Las Viejas Difíciles, y más preocupados de recuperar los territorios caciquiles que los caracterizaron antaño, y de unirse al reparto de prebendas, que de defender cualquier principio que se presupone en esta Nación inherente a principios conservadores (aunque en países civilizados sea consustancial a todos los ciudadanos), esto es, el mantenimiento de la identidad y la racionalidad nacional; ¿Cómo explicar de otra manera los discursos diferentes según la provincia en donde se hacen?, o, ¿cómo explicar la posición de concejales conservadores en Baleares solicitando la integración en unos inexistentes países Catalanes?.

Luego tenemos a los saltimbanquis, esos mismos que cantaban loas a Franco y, que no se sabe por qué misterio alquímico, ahora levantan sin recato el puño y dan carnés de demócratas a troche y moche, estómagos agradecidos, que dándose aires de intelectuales, son la comparsa necesaria para que las vacas no salgan del redil, con la inestimable ayuda de medios de comunicación sectarios, grandes empresarios, y una reala de gentuza y gentucilla genuflexa ante el poder, de izquierdas o derechas, que ya se sabe que el dinero no tiene color.

Y, pese a todo, cuando unos magníficos profesionales, jugando en equipo, con limpieza y pundonor, demostraron hasta donde se puede llegar, la reacción de los españoles, espontánea, alegre, optimista, fue espectacular. Desde Vascongadas hasta Canarias, España se llenó de una marea roja y gualda, de millones de ciudadanos que sentían que esos once jugadores representaban un pasado y un futuro. Las calles estaban abarrotadas de personas que, les gustara el fútbol o no, sacaron de dentro el orgullo de ser españoles, de ser españoles en libertad, en convivencia, y demostraron que tanta basura mediática no ha calado en los corazones ni en los redaños, y ello pese a que seguíamos igual, con el mismo paro e igual de arruinados. Sin embargo, cada español que paseaba su bandera, celebrando la consecución de la copa del mundo, sentía que había millones de otros españoles que pensaban y sentían lo mismo, y, al menos por unos instantes, dejaron de sentirse los bichos raros del zoológico en que han querido convertir a este país.

Nuestros sádicos patrios debieron temblar pensando que perdían sus privilegios, sus mamandurrias y su basura mental; estoy seguro que muchos de ellos debieron sentir que se abría la espita de la botella del genio. Y aunque sé que un hecho lúdico, trivial, al menos en concepto histórico, no puede elevarse a proyección política para el futuro, no puedo olvidar que grandes movimientos históricos se iniciaron por hechos nimios; un general romano codicioso provocó que una entrada pacífica de godos supusiera al final la caída política del Imperio, o unos gabachos fanfarrones que secuestraban a unos niños implicó la derrota de Napoleón, o que un impuesto sobre el té originara la creación de los Estados Unidos. Hechos insignificantes que funcionaron como catalizador de un malestar previo y que permitieron un cambio en el rumbo de la historia, porque esos catalizadores son necesarios para la reacción social.

Y que una copa del mundo de fútbol sea nuestro detonante, o no, lo ignoro; la bola de cristal no la tengo del todo dominada. Pero que espero que esa profusión de banderas españolas, ese sentimiento de permanencia a un grupo con una larga historia común, de unidad, de lanzarse a la calle, con alcohol y sin él, no debe minusvalorarse, porque al menos nos habla de una España oculta, con ganas de decir que se acabaron las sandeces y los estupideces, y que quiere vivir en libertad, en armonía, sin esta pandilla de golfos que mantenemos. Ahora hay que esperar al que va a canalizar esa energía, volcarla en las urnas, hacer el duro trabajo de regenerar la vida política española y dar el cambio de rumbo que necesitamos en España.



Acierte o no, al ver el explosión ciudadana, quiero soñar con el fin del síndrome de Estocolmo, con una nación, en la que seamos capaces de librarnos de estos manipuladores que nos ponen cercados, nos mienten, nos arruinan, y además nos quieren hacer creer que estamos en el Edén.

lunes, 16 de agosto de 2010

EL BLOQUEO DE BERLIN


Cuando hace años ya, leí la Guerra de las Galias (en español, no piensen otra cosa, por favor, que yo no estudié el bachillerato de mis padres), la primera autobiografía de un general en campaña que conozco, me causó honda impresión la descripción que hace del bloqueo y contrabloqueo en el sitio de Alesia, y que supuso la conquista definitiva de toda la Galia.

Desde entonces, y ya han llovido siglos, el bloqueo de ciudades, de castillos, de fuertes, ha sido una de las estrategias, o de las tácticas según se tercie, favoritas para derrotar y hacer claudicar al enemigo. Mucha sangre, mucha muerte, mucha hambre y demasiadas penalidades jalonan la historia de los bloqueos y de los sitios. Sin embargo, la repetición de la historia nos permite evitar, muchas veces, los errores del pasado.

En plena guerra fría, lo que algunos consideran una larga y sangrienta Tercera Guerra Mundial, con campos de batalla en remotos confines del mundo, se produjo un hecho que hizo contener la respiración en Europa y en América. La Unión Soviética sometió a un bloqueo la ciudad de Berlín; la antaño orgullosa capital del Tercer Reich, enclavada en el artificial y deleznable Telón de Acero, se vio sometida a un sitio férreo en el que no entraban ni alimentos, ni medicinas, ni repuestos. El objetivo era obvio; por un lado, probar la fortaleza de las democracias occidentales en la defensa de la libertad y, por otro, conquistar una ciudad por el simple hecho de llevar a sus habitantes a la desesperación por la sensación de aislamiento, soledad, miedo y hambre.

Por una vez, la política exterior norteamericana, habitualmente torpe, que ni supo ni sabría responder en tantas ocasiones (piensen en los levantamientos en Checoslovaquia, Hungría, Polonia), reaccionó con coherencia y rapidez. Estados Unidos y otras democracias occidentales, suministraron, a través de un gigantesco puente aéreo, víveres, medicinas, repuestos, en un ejemplo de fortaleza y determinación que frustraron los planes del totalitarismo expansionista soviético.

Leo estos días el bloqueo al que se esta sometiendo a la española ciudad de Melilla, y, siento decirlo, me avergüenza la actitud del gobierno español, del que, por mucho que lo intento, no puedo decir una sola área de actuación en la que su política sea acertada. Para encontrar un referente de política interior y exterior tan pésimo como el de este Gobierno, sólo me viene a la memoria la vergonzosa era Godoy, con todas sus consecuencias. Claro está que ni siquiera Godoy permitió que pintaran un cuadro en el que territorios españoles figuraran dentro de otro país, al contrario que nuestro sonriente Presidente del Gobierno, que se deja fotografiar con el rey marroquí con un fondo en el que se ve claramente un mapa en el que el Reino de Marruecos se extiende hasta Toledo; de aquellos polvos vienen estos lodos, y aún no ha explicado usted, Señor Presidente, si es que sus conocimientos de geografía son inexistentes o es que su irresponsabilidad es galáctica.



No tendría que defender la españolidad de Melilla; a mí me parece obvia, pero la presión mediática, la desinformación, la falta de interés de muchos conciudadanos, me obligan. Melilla, una hermosa ciudad en el norte de África, es española mucho antes que Granada fuera reconquistada, o que las Islas Canarias se incorporaran a España. Su carácter fue perfectamente delimitada por la ONU, que estableció que Melilla se fundó en res nullius, que viene a decir que en ese territorio no había ninguna población previa y que, en ningún caso, supuso ninguna conquista colonial. Melilla es, pues, española, y los que crean lo contrario que preparen el velo para las mujeres de Canarias, Ceuta, Andalucía y Castilla la Mancha.

Cualquier gobierno serio, responsable, que atendiera al interés de todos sus ciudadanos, sabría que frente al expansionismo marroquí no sirve la tibieza ni ese mal llamado talante, si es que alguien sabe que significa esta palabra en el Gobierno que padecemos; la integridad nacional, el abastecimiento de compatriotas, la garantía de su seguridad, es responsabilidad del Gobierno de la Nación. Y frente a este bloqueo, no cabe sino la táctica de Julio Cesar; contrabloquee usted, cierre la frontera con Marruecos, la de Ceuta y la de Melilla. Garantice los suministros por mar y por aire, haga cumplir las normas de extranjería expulsando a ciudadanos ilegales, refuerce la policía de fronteras, no sólo en Ceuta y Melilla, sino la interceptación de cuantas pateras puedan acercarse a aguas jurisdiccionales españolas, en resumen, cumpla con su obligación como Gobierno de España y garantice la libertad de los ciudadanos españoles.

Yo tengo la responsabilidad de advertirles, señores del Gobierno. Su tibieza provocará mayores tensiones, y quiera Dios, o el Destino (como ustedes prefieran), que su ineptitud de ahora no nos traiga en el futuro sangre, sudor y lagrimas; la debilidad en política exterior es un juego peligroso que sólo hace crecerse al potencial agresor expansionista. El día en que al Rey de Marruecos sus problemas internos (por ejemplo una revolución islámica) le hagan buscar un objetivo exterior para distraer a su población, al más puro estilo Videla con las Malvinas (sin entrar obviamente en la diferente situación jurídica y política de las Malvinas respecto a Ceuta, Melilla y Canarias), el desastre está servido. Si Alfonso X el Sabio dijo que el que a sabiendas hace errar al Rey, es reo de alta traición, yo hoy digo que el que a sabiendas consiente en que el Gobierno yerre y calla, es cómplice de sus actuaciones y de sus consecuencias. Y por cierto, señor líder de la oposición, usted descanse y calle, que ya se sabe que su alternativa es el silencio.

Pero yo hoy, si me lo permiten, y con toda mi modestia, quisiera gritar, parafraseando al Presidente Kennedy en Berlín, YO SOY CIUDADANO MELILLENSE, TODOS SOMOS CIUDADANOS MELILLENSES.

martes, 13 de julio de 2010

LA ALCALDADA




En mis años mozos, ingenuo de mí, tenía una imagen idealizada del alcalde. Ese alcalde valiente que reflexionaba “¡Cuando vengarme imagina, me hace dueño de mi honor la vara de la justicia! ¿Cómo podré delinquir yo, si en esta hora misma me ponen a mí por juez para que otros no delincan?”. En fin, ilusiones de joven por lecturas de un escritor que será olvidado por no estudiado. A fin de cuentas, un país que permite que le quiten su patrimonio cultural, no merece conservarlo ni siquiera en su memoria.

Más adelante, en los bancos de la facultad, un profesor nos preguntó si sabíamos la causa de que en castellano existiera la palabra alcaldada y no, por ejemplo, presidenciada o reinada. ¡Albricias! Veinte años después, leyendo las noticias, empiezo a saber la respuesta.

El Alcalde es la autoridad más próxima al ciudadano; en Castilla, elegidos por los concejos, suponía la defensa de la libertad del villano, de ese ciudadano nacido en territorios libres, y por lo tanto, el bastión contra el que se estrellaban pretensiones abusivas reales o nobiliarias, el primer interesado en el bienestar de los habitantes de las pueblos, el que mediaba en disputas, el que resolvía pequeños litigios, el que en definitiva transmitía el ideal romano de que el derecho es norma de convivencia.

No es de extrañar pues, que, cuando sus acciones no se ajustaban a la función que debía asumir, el pueblo lo calificara de alcaldada, esto es, la acción imprudente o inconsiderada que ejerce un alcalde abusando de la autoridad que ejerce. Se podía esperar la injusticia del Rey, más delante de los Gobernadores, de los Presidentes de la República o del Gobierno, pero la injusticia del Alcalde, por la proximidad y por su propia representatividad, era especialmente dolorosa.

Hemos acostumbrado tanto a nuestras narices al olor de cloaca o de podredumbre que expelen nuestros Concejos, se nos ha cansado la vista de tanto bodrio puesto en las calles, a sentir nuestros bolsillos agujereados por la avidez de estas polillas insaciables que son las arcas públicas, que las noticias que afectan a los ciudadanos, aplastados por el engendro administrativo que hemos montado, pasan sin dejar poso alguno.

Y sin embargo las imágenes de los vecinos de Vallecas expulsados de sus casas por el Ayuntamiento, como la de la madre con sus dos hijos lanzada a la puta calle, los ancianos, las familias sin hogar, los nuevos sin techo a golpe de porrazo de policía municipal y excavadora pagada por todos, me hacen sentir nostalgia de esa imagen idílica del alcalde de un pueblo o de una ciudad que tenía cuando era niño.-

Vayamos por partes… No quiero entrar en la necesidad de una central eléctrica en la ciudad, sobre todo para que la memoria no me traiga al presente las imágenes de tanto pelotazo inmobiliario, de tanta recalificación y tanta operación atípica vinculada con los de siempre, especuladores y vividores, y ante la falta de información, prefiero no lanzar barro sobre lo que puede ser una operación transparente.

Pero, cuando un Ayuntamiento desaloja a unos vecinos porque sus casas están en peligro de ruina, esas casas están casualmente en la zona en donde se va a construir una central eléctrica, y existen informes dispares sobre la ruina inminente o no de esas viviendas, uno se pregunta que actuaciones hizo el Ayuntamiento para corregir los daños de las viviendas, si se ofreció ayuda a los vecinos para su reparación, si la misma era viable, que responsables se entrevistaron con los vecinos para intentar ayudarles a mantener sus casas, a repararlas, a permitir que vecinos de Madrid puedan seguir teniendo su casa, su hogar señores políticos del Ayuntamiento. ¿Hicieron ustedes algo? ¿Entre obras, obritas y obrones dedicaron algún recurso a ayudarles a solucionar su problema, si es que lo había? Yo, al ver las imágenes, me siento vallecano, me siento unido a esos conciudadanos expulsados de sus viviendas, y veo cómo las excavadoras destrozan pisos, casas y voluntades. Y pienso también en la tibieza demostrada a la hora de derribar viviendas, esas sí, ilegales, de la cañada real, y los intentos de llegar a acuerdos con sus inquilinos… ¿Es qué acaso los ciudadanos tienen que defender sus derechos con palos, piedras y cuchillos? ¿Es que si no hay violencia nadie habla con los ciudadanos? Sinceramente me encuentro perplejo y recuerdo, ahora entendiéndolo, lo que significaba la palabra alcaldada.-

martes, 22 de junio de 2010

EL APLOMO


El otro día le escuchaba, Sr. Durán, hablando en el Parlamento nacional, mejor dicho, en el Parlamento de España, (dado que en la piel de toro florecen los parlamentos nacionales como setas después de la lluvia), y no sabía si su partido brillantemente representado por vuecencia, estaba dando una muestra de aplomo, de cinismo, de geta, o de circunstancias. Desde luego, de responsabilidad, que era lo que usted intentaba defender, no.-

A Vd. no tengo el gusto de conocerle, así que le ruego no se siente ofendido a título personal, pero usted es la voz de las posiciones de su partido, y, por lo tanto, a usted debo dirigirle mi opinión, subjetiva obviamente, pero que quizás enlace con la opinión de muchos compatriotas.

Me maravillaba observarle, la fascinación me elevaba a círculos celestiales ignotos, casi casi levitaba. Y ya, experiencia gozosa, cuando le oí a usted hablar de la responsabilidad con España, tuve una revelación mística; esperaba que a continuación, vuesa merced solicitara la retirada del Estatuto catalán, la supresión de las embajadillas autonómicas, una educación y sanidad en manos del estado central, y, en general, la normalización del desmadre autonómico. Pero no… Su responsabilidad con España se limita a apoyar al Presidente del Gobierno, a los ministerios inútiles y a retirar de la cartera el dinero a jubilados, funcionarios, futuras madres y personas dependientes. Y por eso le aplaudieron los diputados sociales, porque usted es el puntal del Gobierno, y por lo mismo, cómplice en sus actuaciones. Joder, que tropa, que diría Romanones.

Seamos serios, por favor; ustedes, que tienen como único objetivo desvertebrar, destruir, separar, que elevan a verdad teológica sus mentiras separatistas, que mantienen el espíritu feudal por el cual los siervos de la gleba deben de mantener a los inútiles señores feudales, que tanto se dio en los territorios del Reino de Aragón en Cataluña, y han sido sustituidos por los modernos señores politiquillos y población a esclavizar. No me venga con milongas ni monsergas. Y no digo sermones, porque al menos estos tienen un cierto respaldo que les da las creencias de los fieles que lo escuchan. Ustedes, por sus actuaciones, por su comportamiento, por lo que representan, por el daño causado, no tienen derecho a utilizar ni la palabra responsabilidad, ni mucho menos hablar de responsabilidad con España.-

Su apoyo al Presidente del Gobierno sólo se fundamenta en sus intereses, en agrandar el desastre al que nos está conduciendo, en causar mayor conflicto, y todo ello sólo por sus intereses electoralistas y mirando los resultados de las próximas elecciones autonómicas.-

Su interés es aplazar el desastre final, impidiendo unas elecciones anticipadas que pudieran coincidir con las elecciones autonómicas. Si para ello da un respiro a este Gobierno, pues miel sobre hojuelas, que decía mi abuela. Ustedes hacen cálculos a corto plazo, su visión de la responsabilidad sólo llega hasta el siguiente regateo a la espera de obtener algún fruto maduro de este maltrecho país que es España. Su actitud es irresponsable y peligrosa, pero, además, miope.-

Ustedes dicen que de no aprobarse las medidas habría llegado el desastre, pero nos están engañando. El desastre se avecina, y ustedes sólo lo han aplazado, un poco, lo justo para ganar las próximas elecciones autonómicas y, quizás, para permitir a empresas y especuladores que deshagan posiciones comprometidas ante el futuro desplome español. Pero con la cortedad de miras que les caracteriza, pese a ese doble lenguaje que utilizan, en el que se atreven a hablar de responsabilidad con España un día y pedir la independencia de Cataluña al siguiente, no se han dado cuenta que en este barco que es España navegamos todos, que el hundimiento será colectivo, y, lamento decirlo, ustedes no son los mejores nadadores, así que vayan preparando cursos de buceo, porque les toca, al igual que a todos, tragar agua, con sapos y culebras.-

Si ustedes no hubieran apoyado al Gobierno, ¿qué? Pues elecciones anticipadas, o moción de censura, o gobierno de concentración nacional, o acuerdos políticos para salir de esta pesadilla. Pero esa opción no les interesa, porque cualquier salida racional al desastre pasa por corregir el desmadre autonómico, y eso no están dispuestos a aceptarlo, no sea que este chiringuito autonómico se acabe, así que mejor quitar dinero a pensionistas, funcionarios, futuras madres, personas dependientes y lo haga falta, eso sí, que no sea de su cartera.

Ustedes han mantenido este Gobierno, así que asuman la responsabilidad con sus actuaciones; interioricen su participación en el desastre, y, si no son capaces de decir la verdad, al menos no insulten nuestra inteligencia.

lunes, 7 de junio de 2010

EL CURA


Confieso que no soy persona que se encuentre muy cómodo en presencia de sotanas y alzacuellos. Quizás sea por mis múltiples pecados, por la educación en los Maristas (de los que no tengo queja alguna, vaya por delante), por ese carácter hispano en el que sólo nos acordamos del más allá cuando nuestra vida va a cambiar radicalmente (nacimientos, bodas, entierros), o vaya usted a saber por qué.-

Reconozco sin embargo que me admira la labor que ciertos sacerdotes llevan a cabo silenciosamente para conseguir una mayor justicia social. Sí, lo sé, hay otras instituciones, asociaciones, laicos, que se dedican a esta misma labor… No escribo este artículo para debatir quien lo hace mejor o peor, quien es más abnegado o más merecedor de elogio. El motivo sólo es compartir el cortocircuito que experimenté el otro día pensando en este Madrid nuestro de cada día, y el catalizador de esta historia es un párroco católico.-

Frisa nuestro personaje la edad de sesenta años. Me consta que visita presos, cuida enfermos, acompaña viejecitos, ayuda a personas desarraigadas, alcohólicas, drogadictas, entre otras actividades, realizando una labor social admirable. Varias veces han aparecido vehículos de la policía buscando emigrantes en trámite de expulsión que habían facilitado como domicilio el de la parroquia. Vaya este párrafo para hacer un pequeño bosquejo de este hombre justo.-

Ahora se encuentra desbordado; la crisis incrementa las necesidades básicas, las capas más desfavorecidas son expulsadas de la sociedad, y se ven abocadas al paro, al hambre, a la exclusión social. Y me comentaba hace unos días cómo desde los servicios sociales del muy ilustre y faraónico (la definición es mía) Ayuntamiento de Madrid remitían a personas a las parroquias para que les ayudaran, ciudadanos con hambre, con carencias económicas importantes, sin trabajo, al borde de la delincuencia o de la marginación absoluta, futuros residentes en el banco de la calle, con cartones como mantas, y bricks de vino como única vianda.-

La impotencia que reflejaba su cara me preocupó… No mucho, lo confieso, porque en la vida que llevamos, corriendo tras lo necesario y olvidándonos de lo importante, los comentarios y opiniones que recibimos son olvidados con prontitud. Bueno, casi siempre. -

Así triscaba desde la Glorieta de Bilbao a la Puerta del Sol y observaba, sin pretensión alguna, las obras, obritas y "obrones" de este Ayuntamiento con complejo de exprimidor de limones (me veo ya como un limón por esa acidez que últimamente me embarga). Y, con la conversación en algún recoveco de la mente, y la evidencia del derroche de dinero, pensaba no en aquellas obras que pueden revertir en la mejor producción o en revertir beneficios a los ciudadanos, por muy discutibles que sean… No, ya ni siquiera cuestiono esas; miraba las obras de adorno, de boato, de capricho.-
Cuando estudiaba en los libros de historia las obras, faraónicas, de los austrias o borbones lo mismo da, hechas hace cientos o miles de años con la sangre y el sudor de personas para mayor engrandecimiento y soberbia personal del reyezuelo, tirano, o déspota de turno, siempre pensaba en el esclavo sudoroso, el parisino hambriento o en el soldado de los tercios desangrado en Flandes.-

Y los tiempos dicen que han cambiado… Ya no estoy tan seguro. Todo ese dinero malgastado en decorar una casa con los cimientos podridos, ¿no podía haberse destinado a mejorar la vida de muchos ciudadanos excluidos socialmente? Todos esos recursos malgastados en cambios de ubicación de osos o fuentes, ¿no pudo destinarse a mejorar la producción de la ciudad? Todos esos euros dilapidados en cambios de calles que han arruinado a comerciantes y desesperado a vecinos, ¿no pudo ahorrase aunque sea reduciendo la presión fiscal de los madrileños? Ese afán en gastar euros en obras ridículas nacidas de alguna visión personalista, ¿no tenía una finalidad mejor? Y yo pensaba en el párroco, en los excluidos y marginados, en los parados, y, no sé por qué, recordaba los hambrientos ciudadanos de París mirando Versalles, los esclavos egipcios o romanos, que lo mismo da, o el soldado abandonado y muerto en Flandes…

Gracias, pues, por su deuda, señor Alcalde, deuda que pagarán nuestros hijos, si tienen la suerte de no tener que dormir en la calle, gracias por ese ornato, demasiadas veces de un gusto más que dudoso. Cada euro que malgastan estos nefastos políticos suponen un cartón más para tapar las miserias de los ciudadanos que duermen en las calles, que no tienen trabajo, que han perdido sus casas o que encuentran en el vino malo el consuelo que no les dio aquellos que tenían la obligación de apoyarles.-

lunes, 17 de mayo de 2010

EL ABUSÓN


Recuerdo un chascarrillo de mis épocas de colegio. Un amigo comenta a otro “Jo, tío, ayer estaba en la calle y vi a dos macarras pegando a una anciana...”, el otro le dice: “¿Y tú qué hiciste?”, y responde, “Pues nada, solo sujeté a la vieja para que no se les escapara...”.

Cuando el otro día escuchaba a nuestro ilustre Presidente del Gobierno las medidas propuestas para combatir la crisis, me vino a la mente (no sé el por qué, la verdad) este chiste. Unas medidas dictadas al compás del Presidente estadounidense y de sus “amigos” franceses y alemanes; ya se sabe que este es país de extremos, y pasamos de no levantarse al paso de la bandera estadounidense, a seguir al dictado las directrices que le marcen desde otros países. Este Presidente que tenemos, que, su Gobierno o el de Comunidades Autónomas de su signo, rebaja la fiscalidad a los banqueros del 43% al 18%, que se gasta 20 millones de euros en la cúpula de Barceló, que reparte 28.810 euros para los gays y lesbianas de Zimbabue, que reparte 85 millones de euros en subvenciones al cine español, que da 6.000 euros para un tratamiento de fertilidad a los etarras, o que se gasta 26.000 euros en hacer el mapa de excitación sexual del clítoris (y sólo son unos ejemplos que ha recopilado un buen amigo), no duda en congelar la pensión a los ancianos, en eliminar la ayuda a las mujeres que dan a luz o en rebajar el sueldo a los funcionarios. Claro que también podíamos recordar los millones de euros dilapidados en su Plan E para hacer pistas de patinaje o de petanca, o los millones entregados a dictaduras como la cubana, la marroquí o la venezolana, o las subvenciones a amiguetes, artistas afectos o asociaciones de diverso plumaje, o el regalo a las grandes fortunas suprimiendo el impuesto de patrimonio, o negándose a subir los tipos de esas empresas que tienen los millonarios que se llaman SICAV que tributan al 2%, o el dinero derrochado en esa entelequia llamada “alianza de civilizaciones”, o… siga usted la lista que a mí, personalmente, me deprime. Usted, Sr. Presidente, debiera mirarse el bolsillo, porque sin duda tiene un agujero en él que le hace perder todo lo que entra, y, claro, cuando llegan menos euros, no hay dinero para pagar sus compromisos. Así que, jubilado, futura madre o funcionario, cuando le pidan que entienda la situación y que sea solidario, piense que está usted contribuyendo a las pistas de patinaje, a apoyar a los gays y lesbianas de Zimbabue, a permitir que los banqueros paguen menos o a diseñar el mapa de excitación del clítoris de Aído (del Ministerio de Aído, obviamente).-

Lo malo es que pienso que nuestro Presidente no es el problema… No; sólo es el efecto del problema. Una sociedad cutre, que se mira el ombligo con fruición onanista, blandita, cobarde, inculta, soberbia; una sociedad que se preocupa más de los saltos de cama de una tonadillera que de la situación de cuatro millones de parados; una sociedad que ha perdido sus raíces y que se cree ciudadana de un mundo, de cualquier mundo, para no decir que es español; una sociedad perdida en historias irreales, en remover muertos y abrir heridas ya cerradas sólo para evitar ver las miserias del presente. Y por eso, la sociedad está tranquila, calma, quieta… Pero que no se engañe nadie, estas medidas son el principio, la táctica ya utilizada de ir poco a poco, suavemente, la primera hornada de un paquete dirigido a sangrar a todos los ciudadanos, sin entrar en el fondo del problema.-

Así las cosas, y con la inútil pretensión de mover conciencias, creo necesario ver quienes son los colectivos afectados en este primer embate gubernamental.-

Las pensiones congeladas… Se lleva hablando tiempo de la necesidad de reorganizar el sistema de pensiones, de su inviabilidad. Pero, ancianos que llevan trabajando una vida, sin posibilidad de buscar nuevas fuentes de renta, son sus primeros objetivos… Claro que importan poco, a fin de cuentas la sociedad no quiere ver viejos, los rechaza; hablan de la necesidad de garantizarles una vejez tranquila, pero lejos y sin que se les note demasiado. Total, si no llegan a fin de mes, que se mueran y más para repartir… Porque, cuándo no lleguen a fin de mes, ¿qué hacemos?, y si no pueden pagar la luz, o la calefacción, ¿qué?. A fin de cuentas suelen protestar poco, y sus dificultades suele quedarse en la intimidad de sus hogares…

Las ayudas a las futuras madres… Pero, ¿para qué alguien quiere tener un hijo con las facilidades que ponen ustedes para que se aborte?. Todo lo que decían de apoyo a la mujer, de incentivo de la natalidad, mentira… Ustedes recortan las ayudas para que no nazcan niños, que para eso ya se encargan de matarlos antes de que vean la luz. Su política social para las mujeres embarazadas es negro funeral, huele a formol y desinfectante de clínica abortista, atufa a gangrena social, de esa que condena a las sociedades a su desaparición, a que el hecho de tener un hijo sea un esfuerzo ímprobo y sobrehumano…

Y los funcionarios… A los privilegiados ni agua… Claro que ustedes no dicen que hace pocos años un albañil ganaba más que un neurocirujano de la seguridad social… Ni tampoco dicen que cuando un funcionario se jubila, él si que tiene que pagar parte de sus medicinas, al contrario que el resto de trabajadores jubilados; ni cuentan que hasta hace poco tiempo era el único colectivo de trabajadores sin 14 pagas; ni se les ocurre comentar que si un funcionario pierde su puesto de trabajo, ni tiene desempleo, ni tiene nada… Para que decir que cualquier reclamación relativa a su puesto de trabajo tarda años en la vía contenciosa administrativa, en vez de los meses de la jurisdicción social, ni comentan que si aplican los planes de empleo, en el espacio de tiempo que esperan un destino, su sueldo se reduce a la mitad, y que si finalmente pierde su puesto de trabajo, se va a la calle sin indemnización… Ustedes hablan de su inamovilidad en el puesto de trabajo, pero no dicen que eso no es una prorrogativa de los funcionarios, sino un derecho de los ciudadanos que se tomó ante las presiones políticas a los funcionarios para que dictaran según criterios políticos, y la aberración que suponía un cambio de todo el personal de la Administración cada vez que había cambio de gobierno. Ni se les ocurre decir que la mayoría de los funcionarios son mileuristas, y que el sueldo de un policía o guardia civil ronda los 1.500 euros por jugarse la vida en las calles. Claro que hay funcionarios que no trabajan, pero pruebe a cambiar a esos directivos colocados sin más acreditación que el carnet y el dedo de quien los nombra, ¿O de verdad piensa que si coloca a un economista dirigiendo en obra a albañiles, se va a mejorar la producción de la obra?; aplique criterios de objetividad y competencia en los altos cargos, y pruebe a ver si mejora el funcionamiento de la Administración. Por supuesto que hay que reformar la Administración, pero empiece usted, entre en la fuente del problema, en las duplicidades administrativas, en los asesores, en los criterios de nombramiento de la libre designación, en la política de destrozar cuerpo tras cuerpo de la administración…

Y a los que silban en la vía, les recuerdo aquello que figuraba en una cárcel nazi… Decía, si la memoria no me falla, “primero fueron a por los gitanos, yo no era gitano y no hice nada, luego fueron por los judíos, yo no era judío y no hice nada, luego fueron por los comunistas, yo no era comunista y no hice nada… ahora han venido a por mí, y ya nadie puede hacer nada…”. Cambien la frase y vayan aplicándose el cuento.

viernes, 30 de abril de 2010

El ratón en el laberinto


EL RATON EN EL LABERINTO
Desde hace unos años, desde el año 2004 para ser más exactos, miro con mayor simpatía a los budistas, y pienso que quizás tienen razón en su creencia en la reencarnación. Hasta esa fecha consideraba a Godoy el peor dirigente de toda la historia de España… Por ello creo que, en castigo por nuestro karma nacional, Godoy se ha reencarnado en nuestro Presidente del Gobierno.-

En otros artículos entraré en las similitudes entre uno y otro, o entre el uno y el mismo, pero hoy sólo quiero entrar en un aspecto de su actuación política que probablemente pase desapercibida a muchas personas. La actuación política de Godoy, en todos sus aspectos, fue tan nefasta, que él mismo se encontró dentro de una ratonera de la que sólo se podía salir con la intervención de la potencia extranjera que posteriormente invadió nuestro país; el resto es historia, pero aquel guardia de corps causó un desastre nacional que prácticamente duró 150 años.-

En nuestra peculiar y genuina, “made in Spain”, situación de crisis económica, metafóricamente similar a la de un niño que estuviera deslizándose por un tobogán sin fin, el Gobierno español, y en especial nuestro Presidente del Gobierno, se fijan y vale ya. Digo que se fijan porque los rostros de todos ellos son bien expresivos, pero, además de mirar, poco más. Su inactividad, su parálisis, su inacción, me recuerdan a esas personas que ven como se quema su casa y se limitan a mirar fijamente, como si el poder de su mirada pudiera apagar el fuego.-

Sin embargo seamos justos, desde el punto de vista del Gobierno, poco más pueden hacer en este momento; han incrementado los impuestos soñando que van a compensar la reducción de ingresos públicos, los gastos que reducen (siempre que no afecte a la visión mesiánica social y al complejo de redentor del que hacen gala) se incrementan a los pocos días en una nueva visión estrambótica (traductores para el Senado, mapas genitales, pagos de misteriosas deudas históricas). Su política en educación (patética), una política exterior desastrosa que nos ha convertido en aliados no fiables para nadie, la claudicación ante los nacionalistas (si Azaña levantara la cabeza…), su “buenismo” ante todo aquel que se permite chantajear al Estado, las políticas pseudoecologistas, y en general, todo el desastre de política que llevamos viviendo seis años, han metido al Gobierno en un laberinto.-

La salida de la ratonera, en la que han entrado (y, dicho sea de paso, todos aquellos que vivimos en la sufrida piel de toro estamos dentro del mismo, eso sí, con la complicidad de nuestra desidia y nuestra cobardía), no es más que dar media vuelta, deshacer los desastres realizados, y aplicar una política nacional y no de mitin. Claro está que el coste político de la misma puede ser demoledor para el Presidente del Gobierno, y posiblemente el fin de su carrera política, pero sería el principio de un saneamiento de la vida política española; sin embargo, no lo espero. Los redentores políticos pocas veces ven la realidad en la que viven; sueñan con crear utopías que jamás funcionaran. Quizás sean bienintencionados, no lo sé, pero eso no los hace menos destructores.-

Y ante este desastre creo que ya hay quien espera la milagrosa intervención de la potencia extranjera que les abra una puerta (la que sea) a su laberinto. Por ahora no hay invasores militares a la puerta, pero sí que tenemos una Comunidad Europea cada vez más beligerante. El ejemplo de Grecia es un libro abierto en el que se pueden estar mirando algunos políticos, pero no como un modelo a evitar, sino como un modelo a seguir, sobre todo en cuanto a sus efectos.-
Si la situación española llegara (dejo el acento en la “a” al libre albedrío de cada cual) a la misma situación que la griega, ya tendríamos excusa, ya podríamos lavarnos las manos diciendo que no nos han dejado culminar nuestra visión social. En ese momento, hay quien se lavará las manos, acusará a la pérfida Albión (o a los malvados alemanes) de no poder llevar a buen puerto una política social progresista, el coro seguidista comprenderá la injusticia de la situación y apoyará al oprimido líder que, a fin de cuentas, no fue a luchar con los elementos; si en ese momento convoca elecciones, ganaría, seguro, porque, esos mismos a los que la unidad nacional les importa un rábano, le tomarían como bastión frente a la intromisión foránea.