martes, 2 de abril de 2013

MENTIRAS

La semana que ya ha terminado es para mí época de reflexión, y, para esos momentos tenía  un libro en espera, titulado Walden, de esos que se compran y aguardan, no se sabe muy bien por qué, ese momento preciso para ser leídos; quizás la época, que me trae la imagen de un Hombre justo sacrificado por deseos de poder, por soberbia, miedo, avaricia y envidia; quizás las declaraciones de nuestros gobernantes, que mientras nos vuelven a prometer brotes verdes y un paraíso para el año que viene, que ya se sabe que de lo dicho hoy mañana nada, y tan panchos se quedan oiga, mientras nos sumergen en un pozo de mentiras y corrupción; quizás sólo sea el paso de las estaciones, que me hace sentir el paso inexorable de la naturaleza. El caso es que en esas estaba cuando un párrafo que leí me sobresaltó; decía "Los hombres trabajan por error. La mejor parte del hombre es arada en la tierra como abono. Por un hado similar, comúnmente llamado necesidad, se dedican, como dice un libro viejo, a acumular riquezas donde roen la polilla y la carcoma, donde los ladrones abren brechas y roban. Es una vida de locos, como comprenderán cuando lleguen a su fin, si no antes." Por favor, no lo confundan con la magnífica obra del conductista, en mi opinión ligeramente sádico y padre no reconocido de los experimentos políticos y económicos que estamos sufriendo, aunque su rebaño sujeto por cercados virtuales salta de la mente cuando veo a donde nos están conduciendo.-

             No sólo nos han puesto un cáncamo como si fuéramos esclavos, nuevos siervos de la gleba de estos caciques feudales; no, lo peor es que han extendido un cendal de mentiras en nuestros pensamientos, con sus manipulaciones, sus distorsiones, sus necedades, para que seamos incapaces de ver como este hatajo de sinvergüenzas nos sigue llevando al desastre. Y veo quien aún se cree que gobiernan los "suyos"; hay quien piensa que han echado a los "otros"; hay quien justifica tanto charcutería de derechos o quien defiende a los que afortunadamente ya se fueron. A todos ellos les pediría que se quitaran las vigas que les han puesto. Ni unos se han marchado, ni gobiernan otros. Son los mismos, los guiñoles que de pequeños nos entretenían  haciendo un montaje representando su papel. Ni uno se ha ido, ni el otro reforma. Cada uno interpreta su papel para despistar al personal; sigue la misma casta, los que se protegen, los que se amnistían, los que se guardan las espaldas, los que se reparten la tarta, los que con cada clavo ajustician a un marginado, los que con cada mentira acallan  a un ciudadano, los que con cada corruptela arruinan a un empresario. Ni son distintos, ni quieren serlo. Ni intentan cambiar, ni lo pretenden. Se han aposentado en nuestras carteras, en nuestros derechos, en nuestro futuro, y lo rapiñan como buitres a la carroña. Falsos como bellacos que son, no les importa la democracia, ni la libertad, ni los ciudadanos, ni la justicia. Son los mismos que llevan crucificando a cada justo, que siguen marginando a cada ser humano, y siempre por lo mismo, su ansia de poder, su instinto de avaricia, su soberbia, su prepotencia. Y somos los ilotas que les aclamamos, jaleamos, justificamos y, por último, nos callamos y aguantamos.-
            Al iluso que aún crea, que coja los programas, de unos y de otros, que lo compare, que lo lea, que lo analice y que decida. Le mienten con la educación de nuestros hijos, le engañan con los recortes, le falsean la realidad que usted vive; vea lo que han hecho unos y lo que están haciendo otros. Si al final sigue pensando que no hay que cambiar el sistema, que no hay que jubilar a tanto inútil, que no hay que procesar a tanto corrupto, si después mantiene su creencia que esto es una democracia, que estamos progresando, que reducimos las diferencias sociales, que una sociedad más justa está próxima, al menos podré tener la esperanza de estar equivocado.-

             Mezclan mentiras verdades y mentiras, y con eso nos confunden, nos despistan. Es cierto que hay que reducir la interferencia del Estado en la actividad de los ciudadanos; pero la reducen en la protección, no en su privilegios. Cobramos medicinas y pagamos residencias a políticos con dos casas en Madrid. Bajamos las pensiones a conciudadanos que han trabajado toda su vida y se las pagamos a políticos con ocho años pegados a su escaño. Bajamos el dinero para la educación de nuestros hijos y mantenemos las embajadillas. Y siga usted, amable lector y si no piensa que hemos perdido el norte y el sur, que estamos locos de atar, o que somos unos pringados, por favor, explíqueselo a este ingenuo relectante.-

            Le dicen que hay que ser más competitivo, pero no le han dicho respecto a quién. ¿Volvemos a permitir que trabajen los niños?; ¿quitamos la jornada de ocho horas? (si es que se cumple ya en algún sitio); ¿quitamos las pensiones a nuestros ancianos?; y ya puestos, ¿por qué no suprimimos del todo la sanidad gratuita? ¿Dónde cree que han puesto el límite? Y no se lo dicen porque no lo hay, porque reducen lo conseguido después de siglos de esfuerzo no para que otros más deprimidos vivan mejor. Quitan lo conseguido porque aún quieren más, porque no se sacian de sus ansias de riqueza, poder y soberbia, porque tienen que seguir crucificando a justos, marginando a ciudadanos, y arruinando a todo aquel que no sea de su casta. Si quiere mirar hacia atrás, verá como la historia le enseña que una sociedad pueden retroceder indefinidamente para volver casi a las cavernas. Los derechos que no se está dispuesto a defender, se pierden; las sociedades que quieren mirar a otro lado mientras la injusticia se extiende sobre el prójimo, está llamada a pagarlo durante generaciones.-

             Pretendan que crea usted que la educación mejoraría si se privatiza del todo, si se vende a precio de saldo; le dicen que no hay universidades españolas entre las mejores del mundo. Pero, ¿es que acaso hay alguna universidad privada española entre las mejores del mundo? Le dicen que hay que privatizar la sanidad, pero, ¿le han dicho cuantos trasplantes hacen esos hospitales de gestión privada?. Y siga usted con las milongas que le dan, crea sus mentiras y aguarde sentado el desastre que se avecina.-

             Creo que casi todos habíamos llegado a un punto de acuerdo, los de izquierdas, los de centro, los de derechas, los que piensan que hay que crear nuevos espacios ideológicos y los que sueñan con no situarse. Queríamos unos mínimos para todos, defendíamos unos derechos básicos irreductibles, confiábamos en una protección básica que se fuera ampliando. El futuro que viene tiene ya nombre, desigualdad, injusticia y abuso. Y lo están haciendo no derechas o izquierdas, son la casta, sus nuevos amos, los que lo han sido a lo largo de los siglos, vestidos con distintas ideologías y variados ropajes.
 
           Así que o bien disfrutamos de la armella que nos han colgado, chinglamos, si no queda para buen vino lo que se tercie, y seguimos siendo la plaga que no se merece ni el lugar en donde vive ni la herencia que tenemos, o asumimos la vida, afrontamos los retos, nos implicamos, arriesgamos y cambiamos la estructura y sólo así, quizás, sólo quizás, avancemos hacia un mundo en el que de verdad merezca la pena que existamos como especie.-