martes, 29 de mayo de 2012

POLIBANQUEROS


Hace unos días asistí, asombrado, al siguiente capítulo de este culebrón que es el connubio de los políticos y los banqueros, matrimonio polígamo sin duda por la cantidad de participantes o, quizás mejor, de un amancebamiento o de una bacanal en la que unos pocos disfrutan la fiesta y otros la pagamos. Y rememorando lecturas de juventud, una cita de El Estado y la Revolución acude insistentemente a la memoria. Decía que “La república democrática es la mejor envoltura política de que puede revestirse el capitalismo, y por tanto el capital, al dominar esta envoltura, que es la mejor de todas, cimenta su poder de un modo tan seguro, tan firme, que ningún cambio de personas ni de instituciones, ni de partidos, dentro de la república democrática burguesa, hace vacilar ese poder.” No, no soy marxista, ni mucho menos leninista, aunque me parece que nuestros gravosos políticos están empeñados en que volvamos a ver desfilar por las calles camisas pardas o camisas rojas, dada la derrota a la que nos están enhilando.-


            Si despojamos de tanto atavío y atuendo técnico, de ese que tanto les gusta para que los simples mortales no podamos enterarnos de cómo nos dan gato por liebre, que digo gato, ratón como mucho, creo que han organizado, entre unos y otros, un chigre escanciador de pelotazos, una timba en la que se juegan nuestros cuartos, y nos dejan una covacha como país. Si mis limitaciones no me engañan, permítanme contarles como veo el garito que nos han montado. Los europeos, a través de los bancos centrales de cada país, crearon el Banco Central Europeo. Este, cual barman generoso ante una curda de órdago, da barra libre de dinero a la banca privada a un interés mínimo (please, otro millón. ¡Oído cocina!). La banca privada, entre desahucio, estrangulación de empresas y parados a la rúe, aún les da tiempo para prestar ese dinero al Estado, con  un tipo de interés cuatro o cinco veces superior al que se lo dejaron, que ya se sabe eso de que a perro flaco todo son pulgas, o mejor dicho, a Estado deudor quebrado todo son usureros. Y los españolitos, los que hay, los que se han marchado y los que vendrán, a pagar con su sudor, con sus impuestos y con la desesperación del que no llega a final del mes; en resumen, el beneficio de esta élite financiera irá a expensas de los que puede que sean echados de su casa, que ya se sabe que en el casino de tahúres en que se ha convertido este país, la banca siempre gana. Y por si les gustan las emociones fuertes, sepan que esas entidades financieras también usan su dinero comprando bonos de nuestras muy iberas aldeas autonómicas. Que no se crean ustedes que con el susto de la burbuja inmobiliaria han aprendido, porque estos financieros de lujo, que no han digerido aún el globo del ladrillo, ya se están subiendo en el zepelín de la deuda autonómica; pero si lo hacen es porque saben que ya vendrá algún iluminado que nos gobierne para crear hispanobonos, o mejor llamados hispanobobos (o en castizo, "espabobos"), para que los pardillos volvamos a sacar la cartera, aflojar el parné y garantizar sus resultados; que aquí parados a paletadas, empresas cerradas, por millares, ciudadanos desahuciados a centenares, pero que no se caiga un político, un banco o una Comunidad Autónoma, que para eso ya están los gilis de siempre para pagarlo. Y uno, que es ingenuo, se pregunta por qué no me prestan unos cuantos kilillos de euros para prestárselo al Estado a ese diferencial tan salvaje, por supuesto en las mismas condiciones que a estas preclaras mentes bancarias, esas que se permiten el lujo de regalarnos consejitos que ellos ni en sus más abyectas pesadillas han pensado seguir.-

            Pero como decían aquellos dibujos animados de mi niñez, no se vayan que aún hay más. Si esto no les parece lo suficientemente chusco, la continuación de la novela de intriga financiera que estamos viviendo en primera persona lo supera más, si acaso eso es posible. Como el maná millonario no cubre el agujero de tanto sinsentido inmobiliario, ni estrujando más se puede olvidar tanto aeropuerto sin aviones, ni exprimiendo hasta el final se borra tanto desmadre institucional, el gobierno empieza a nacionalizar  bancos, o por ahora cajas de ahorro, ya saben, esas instituciones que convirtieron nuestros fardos políticos en chiringuitos financieros autonómicos y si van mal, que el ciudadano suelte más billetes.-


            Este gobierno que decían en su campaña política, que no iba a consentir que el dinero de los ciudadanos fuera para salvar bancos privados, se lía la manta a la cabeza y se dedica a tapar el agujero a costa de dejarnos en cueros Recomiendo, al que tenga la mala suerte de ser citado por el fisco, que pregunte si le va a atender un funcionario público o un empleado de banca, porque, crea usted lo que crea, una gran parte de sus impuestos van a terminar en las cajas bancarias, y eso que igual nos debemos acostumbrar a estos Robin Hoods de pacotilla que saquean a los pobres para repartirlo entre los ricos, pero eso sí, a estos encima somos tan masoquistas que les votan con fruición una y otra vez. Y no piensen que con ese banco nacional van a rehacer una nueva Banca Pública, que permitiera inyectar fondos en la economía, o subrogarse en los préstamos hipotecarios de las familias concediendo carencias, o ser un instrumento eficaz de política financiera, no, nada de eso. Se lo quedan, lo saneamos y luego lo venderán por unas migajas, que ya sabemos todos como se hacen por estos fundos los negocios en los que interviene la casta política.-

Y en este trasiego de millones, las bases que dieron origen a la banca se van por el desagüe de la historia, al menos en nuestra España. De aquellos que sentados en bancos prestaban dinero casi con la única base de la confianza que inspiraban a los comerciantes, hemos llegado a estas instituciones cuasi políticas de las que no se fían ni los ciudadanos, ni los inversores extranjeros.


        Pero espero que algo bueno salga de esto; la lucha de clases marxista ya se ha superado. Ya no hay proletarios y burgueses, ¡qué va! Ahora tenemos polibanqueros y pagadores, o lo que es lo mismo, espabilados y pringados.-