viernes, 15 de febrero de 2013

PACION Y AGUIJADA

He de confesar que la pereza me invade. No es un cansancio físico, ni una desidia personal, no, es más bien una desesperanza anímica, un vacío vital; después de las navidades ha entrado este año con su carga de miseria, desempleo y desolación. Con eso y la certeza personal de una serie de politiquillos que han cogido la carretilla para llevarse cruda la pasta de todos, sí la pasta, porque ya no se llevan dinero, no, estos son tan buitres, tan catetos, tan mendaces, que no cogen dinero, no, cogen la pasta; y no piensen que son unas excepciones, porque me temo que la anomalía son aquellas personas, me temo que un puñado, que se dedican a la política con ánimo de servicio público y sin querer engordar sus carteras a costa del sufrido ciudadano. Así que no se imagen algún carnero descarriado y perverso, no, sino toda una casta emuladora de Monipodio, dedicada al nobilísimo arte de desplumar al pardillo, que somos casi todos, para engrosar sus buchacas o, mejor aún, sus contenedores transoceánicos, que para qué van a ser moderados si los saqueados ni se inmutan. Casualmente, al leer la obra Madre Coraje y sus hijos, regalada por los siempre generosos Magos de Oriente, vi la imagen que vivimos en esta Nación cuando, en un párrafo, leí : “Si, esos nos conocen y saben como tratarnos. ¡Siéntense! Y nos sentamos. Y cuando se está sentado no hay alboroto. Será mejor que no vuelva a levantarse, porque como estaba antes no va a volver a estar.”.-


Esta casta perezosa, mediocre e inútil, me genera hastío y rabia; esta pandilla de golfos son traidores a todo lo que representa la democracia y la libertad. Esta gentuza nos ha metido en una pecera para que nos creamos libres, mientras engrosan sus talegos con nuestra vida. El lema futuro es ponga un corrupto en su vida, porque de cada corruptela, de cada chanchullo, de cada chorizada, una parte es suya, y nace de sus pelotazos, de sus tráficos de influencias, de esas cajas quebradas, de esas inmobiliarias hundidas, de esas subcontratas con amiguitos, de esos eres malolientes, de esos puestos creados, de toda la inmundicia que chapotea en nuestro país. Creo que fue Alonso Ojeda, adelantado español, valiente, honesto, cabal e incapaz de chapotear en el fango asqueroso de la intriga, la envidia y la corrupción, quien dijo que los traidores eran como los caracoles: babosos, cornudos y siempre encerrados en su caparazón; se diría que no existen hasta que la lluvia les obliga a mostrarse y descubrimos que proliferan por millones. Así que, amable lector, póngase el chubasquero porque con el tifón que nos está regalando le destino, la caracolada está servida.-

Estos bribones, estos tahúres del voto, estos mentecatos, estos vividores a costa de bolsa ajena, están enterrando la democracia. Son como patrones de crucero que mientras se desfogan con la rubia explosiva llevan la nao a pique, y no crean que van a tener la dignidad de hundirse con el barco, no, lo abandonaran los primeros y el que se quede que arree si puede, o si no, que reviente.-

Con tanto mandanga la patria se hunde, con tanto granuja muere la sociedad, con estos bujarrones grises y siniestros la ruina es cierta. Pero, ¿y cómo hemos llegado a esto?

Y al contestarme, la pena confieso que me anega, la tristeza me abruma y el dolor se acrecienta. Estos son producto de todos; les hemos cebado, alimentado, criado, consentido, y ahora nos devoran. Le hemos jaleado y animado, hemos pasado por alto sus vergüenzas, hemos girado la cabeza para no ver tanta iniquidad, nos hemos tapado la nariz para no oler tanta podredumbre, y sólo para mantener nuestros pequeños vicios, nuestra tolerancia con nuestras pequeñas sisas, nuestras pequeñas raterías sociales. Y cuando nos hemos dado cuenta, nos quitan la pación y nos sueltan la aguijada. Así que usted decida, que ninguno aleguemos falta de responsabilidad del desastre que se acerca por no querer mirar el presente. O aguanta el palo, o enmiende primero su casa y eche luego a la plaga. Siga siendo una oveja, o despierte en la noche que nos toca y sea un lobo que defiende su manada. Esto, paciente leedor, es la libertad, la democracia y la responsabilidad.-