Me comprometí a no volver a
escribir de política y limitarme a hablarles sólo de historia; no sé la verdad,
si esta entrada rompe la promesa. Lo he dudado, ¡qué quieren que les diga!,
pero estamos viviendo un momento histórico, que atufa al año 1934, la muerte
por traición, con alevosía, de la Constitución de 1978. Sé que una Constitución
que nos permitió una transición de sistemas políticos, de un régimen
dictatorial a uno democrático sin más sangre que la que vertieron muy pocos del
antiguo régimen y a raudales los asesinos de ETA, a esos que jalean los
secesionistas y traidores catalanes que ya demuestran que la sangre de los
españoles (de todos, catalanes, vascos, andaluces, castellanos), les importa
una higa con tal de llevar a término la construcción de una especie de
república bananera en la que la sangre antigua será nimia en comparación con la
que sueñan que se verterá. Y esto jaleado por unos tarugos, antifranquistas, de
esos del chupete, los que no habían nacido cuando murió Franco, hijos de
jerarcas del franquismo, atizan, con la estupidez e ignorancia de la que hacen
gala, a una Constitución que intentaba mirar al futuro en vez de recrearse en
el pasado. Releyendo a Stanley G. Payne, en su ensayo “España. Una historia
única”, quiero traerles un párrafo; dice así “El ´pacto del olvido´ no es más
que un lema propagandístico. No existió tal cosa. La transición se caracterizó
justamente por lo contrario, puesto que se basó en una profunda conciencia de
los fracasos del pasado y en la decisión de evitarlos”.
El
otro día se consumó un golpe de estado, a cámara lenta es cierto, pero golpe de
estado a fin de cuentas. Aquellos membrillos que piensan que las urnas están
por encima de la ley, les traigo un axioma que se enseñaba en la primera clase
de derecho político, al menos en mi facultad y en mi plan de estudios. Decía
que no todos los estados de derecho son democráticos, pero no hay un solo
estado democrático que no sea de derecho” El argumento es obvio; la ley es la
norma de convivencia; romper la ley es romper la convivencia. Por si hay algún
ingenuo que aún piensa que el voto supera a la ley, les planteo una pregunta.
Si en su comunidad de propietarios, los vecinos votan que usted tiene que
abandonar su casa, ¿usted la abandonaría? No, ¿verdad?, porque frente al voto
de los vecinos que están hasta las narices de usted, sabe que hay un conjunto
de normas que le protegen. O ¿es que usted es tan caradura que quiere ampararse
en la ley para lo que le beneficia y saltársela cuando le vaga?.
No
voy a hablarles de lo que ha ocurrido. No, ¿para qué?; ya escribí sobre eso
hace años, no hacía falta ser Einstein para ver lo que iba a ocurrir, aunque
les confieso que el síndrome de Casandra pesa…. Duele, porque la combinación de
una sociedad adormecida, unos políticos patéticos y unos traidores en sedición presentan un panorama del que es
imposible salir de rositas.
¿Vieron
a ustedes a una diputada del PP en Cataluña riéndose y tomando un cafelito con
el golpista? En serio, ¿ustedes se imaginan a Fraga tomándose un café y
riéndose con Tejero? Yo, desde luego, no.
¿Ustedes
se imaginan a Felipe González diciendo que hay que llegar a un acuerdo con
Tejero?. Yo, desde luego, no.
¿Ustedes
se imaginan a Adolfo Suarez diciendo a Tejero, pistola en mano en el Congreso,
que si es bueno y sale, pelillos a la mar y negociamos? Yo, desde luego, no.
¿Ustedes
se imaginan a Carrillo diciendo que entiende el golpe? Yo desde luego no.
Bien,
eso fue hace años. Y, ¿Qué tenemos ahora? Pues llore conmigo, porque no hay
nada… Un gobierno que ha dejado que se de un golpe de estado; así, tal cual… ¿O
es que acaso los golpistas no lo avisaban? Imaginen un general golpista,
imaginen que dice que va a dar un golpe de estado, y nadie le destituye…. Luego
mueve los tanques, y nadie le cesa, luego pone en alerta a las tropas, y nadie
le detiene. Y cuando da el golpe, todos se extrañan… Oiga, ¿me están tomando el
pelo?
Pero
agárrense los machos…. Si malo esto, lo que pretende ser alternativa al
gobierno roza el subrealismo. Un señor que ahora dice que somos una nación de
naciones… Y todos abren la boca y se sorprenden. Pero, oiga, ¿me quiere definir
a esos nacionales? Es sencillo, verán… una nación diferente se define por unos
nacionales diferentes. ¿Qué es un catalán? ¿El nieto de una andaluza? ¿El
nacido en Teruel?, ¿el charnego que grita e insulta en el congreso? Sea serio,
si es una nación defina a los nacionales. O eso o declaramos la nación
turdetana, vaccea, o celta… yo que sé… ¡Un momento!, que es cuestión de
sentimiento… Esto en la España blandita, en la que un estibador del puerto de
Barcelona llora en un concurso televisivo porque le recriminan que el plato que
ha preparado tiene mucho ajo, y todo el país llora con él, eso mola, lo sé….
Pues mire, si es cuestión de sentimiento, haga un censo de sentimientos por
toda España… Es más, creo que el otro día un adolescente español se sentía que
era ducha de vestuario femenino, y mire, cuando entró en el de las animadoras
de un equipo de baloncesto norteamericano, le detuvieron… Es que estos herejes
no entienden de sentimientos… Oiga, ¿quiere dejar de tomarme el pelo?
Y
así podemos pasar al que nos quiere traer coleta en mano el paraíso
bolivariano, y para eso tiene que destruir lo que se tercie, o al que va de
guay pero no apliquemos la Constitución, es decir, el 155, que suena duro.
¿Estamos locos por un rato o pa siempre?
Pero
claro, esta sociedad infantil, blandengue, que pasa de todo, ¿Qué políticos
quieren? Señores, entérense, están rompiendo la Patria, se están cargando la
Constitución, están destrozando nuestro marco de convivencia… Manifiéstese,
saque nuestra bandera, exija seriedad. ¿A qué espera? Mejor no me lo diga….