domingo, 28 de agosto de 2022

DE ESPADAS Y BASTOS


 

DE ESPADAS Y BASTOS


    Retomo este blog. Entre la pereza y la desesperanza. Un estío abrasador, los grados escalando el Himalaya, los españolitos con la mantequilla vuelta y vuelta y quien sabe si otras cosas. Y entre tanto hastío, tanta miseria, tanta injusticia, ¡pardiez!, una espada es noticia. No la crisis que acecha, no unos políticos de segundo nivel que juegan al despiste, no unas políticas desastrosas. Ni siquiera un exceso de muertos que en una sociedad decente haría que se levantaran gritos exigiendo una explicación. No, aquí lo importante es una espada y una tostada vuelta y vuelta, en la arena, en la playa o en la piltra.

     Respecto al simbolismo de esa espada quiero dejarlo claro. Y, por si no lo han leído, les traigo un fragmento: “La orden de ejecución llegó de Caracas y a La Guaira el día 11 de febrero de 1814. Las ejecuciones empezaron el 12 y continuaron el 13, 14 y 15 en la Guaira y Caracas. El triste honor de presidirlas correspondió a Juan Bautista de Arismendi, uno de los más crueles y sanguinarios personajes de la insurrección venezolana, nombrado por Bolívar gobernador de Caracas. Los heridos fueron arrastrados, dando gritos, hacia el lugar del suplicio; los sanos y famélicos fueron conducidos a empellones y culatazos. No hubo piedad. Los fusiles descargaron el plomo mortífero y los pelotones de fusilamiento debieron ser relevados periódicamente por el agotamiento de los hombres y la repugnancia que a muchos causaba aquel infame acto. Oíd, Majestad, que dado que la pólvora estaba escasa y cara, también se emplearon sables y picas para asesinarlos, sin importar que estuviesen heridos, que no hubiesen participado en pugnas partidistas o que fuesen ancianos, pues a estos últimos se los llevó al patíbulo amarrados a sus sillas”. El libro es “Al Oído del Rey” y el autor, Pablo Victoria, colombiano, antiguo senador y diputado del Parlamento de Colombia. Y lo que narra habría provocado una envidia orgásmica en el mismo Himmler.

     Bolívar, el adorado, era un traidor a la Hispanidad. Señorito (de lo que ahora se llamaría “la casta”), agente inglés, pagado por esos anglos que nos quieren llevar a un planeta arrasado. Genocida de hispanos (de españoles, que españoles somos todos hasta que estalló el imperio), Lo que no pudieron por la fuerza de las armas, entre el sudor y la sangre de tanto hispano, los de la pérfida Albión (y no olviden orinar mirando hacia Inglaterra según la sabia recomendación de Blas de Lezo) prefirieron untar a traidores para demoler su adversario ideológico; y esto lo intentaron repetir con Rusia, lo consiguieron con Yugoeslavia y lo intentan con la España actual. Divide donde no hay división, créala, busca traidores, miente, engaña y una vez divididos, a saquear los trozos sueltos. Sí, ya se, ustedes están al unte playero, al unte casero o a superar el récord pelando plátanos en Valladolid. Aunque esto de pelar plátanos trae sensaciones eróticas y festivas que casi merecen una pausa… Ustedes disculparán…

     Ya… Nuestros bien alimentados políticos, alimentados por sus impuestos y, sobre todo, por su indiferencia, entran en debates que debieran reflejarse en escuelas de colegio infantil. Si en mis tiempos mozos, y qué lejos están en vida sufrida, se hubiera planteado tamaña idiotez, se les habría lanzado chupetes para que retornaran a párvulos y dejaran de incordiar.

     Bolívar, el genocida, el violador, el ladrón del futuro de la Hispanidad, debería arrojarse al estercolero de la historia. No es una opinión, es una definición basada en los hechos históricos. La ruptura de la hispanidad sólo benefició intereses espurios de los anglos que ahora siguen ustedes disfrutando. Cuando una sociedad se mueve por intereses bastardos, los efectos les persiguen en el tiempo. El profesor Marcelo Gullo dice que la historia no explica el pasado; la historia explica el presente, y ustedes se están rebozando, vuelta y vuelta, en un pasado fuera de moral, fuera de sentido y fuera de esperanza. Son carne de cañón de ese aumento de mortalidad, y no miren con cara de cordero degollado. Son abono a una tierra fertilizada con sus ilusiones, sus vidas y sus bienes. Verá… Esto no fue ayer, es hoy. El sistema que diseñaron hace más de cien años, alcanza su clímax, un orgasmo de muerte y desolación. Y por eso, esa espada que desfila entre malas copias de casacas rojas anglos, simboliza algo más que un desliz protocolario.

     Esta casta perezosa, mediocre e inútil, me genera hastío y rabia; esta pandilla de golfos son traidores a todo lo que representa la democracia y la libertad. Esta gentuza nos ha metido en una pecera para que nos creamos libres, mientras engrosan sus talegos y faltriqueras con nuestra vida. El lema futuro es ponga un corrupto en su vida, porque de cada corruptela, de cada chanchullo, de cada chorizada, una parte es suya, y nace de sus pelotazos, de sus tráficos de influencias, de esas cajas quebradas, de esas inmobiliarias hundidas, de esas subcontratas con amiguitos, de esos eres malolientes, de esos puestos creados, de toda la inmundicia que chapotea en nuestro país. Creo que fue Alonso Ojeda, adelantado español, valiente, honesto, cabal e incapaz de chapotear en el fango asqueroso de la intriga, la envidia y la corrupción, quien dijo que los traidores eran como los caracoles: babosos, cornudos y siempre encerrados en su caparazón; se diría que no existen hasta que la lluvia les obliga a mostrarse y descubrimos que proliferan por millones. Así que, amable lector, póngase el chubasquero porque con el tifón que nos está regalando el destino, la caracolada está servida.-

     Estos bribones, estos tahúres del voto, estos mentecatos, estos vividores a costa de bolsa ajena, están enterrando la democracia. Son como patrones de crucero que mientras se desfogan con la rubia explosiva llevan la nao a pique, y no crean que van a tener la dignidad de hundirse con el barco, no, lo abandonaran los primeros y el que se quede, que arree si puede, o si no, que reviente.-

 

    Con tanto mandanga, la Patria, la de todos, la de rojos y azules, la de heteros, gays o fluidos, la de ateos o creyentes, se hunde; con tanto granuja muere la sociedad, con estos bujarrones grises y siniestros la ruina es cierta. Pero, ¿y cómo hemos llegado a esto?

    Pues mire usted, es su culpa, la de todos. Consentimos debates estúpidos en los que, según el arco colorín de nuestros políticos,  unos dicen gilipolleces defendiendo a un oligarca genocida y otros les replican en el más puro espíritu de los Santos Inocentes. Al final, la milana está muerta porque estos señoritos la han matado, y esa milana, siento decírselo, son ustedes.

     ¿Van a despertar? No lo creo. Un pequeño acto de dignidad del Jefe del Estado no nos va a servir. Porque el acto debería ser de todos, no con la espada, sino repartiendo bastos (en término figurado, obviamente). Un tute de Reyes de bastos a estos elementos y problema solucionado.

      Pero, al contestarme, sigo igual que hace años, cuando escribí; “La pena confieso que me anega, la tristeza me abruma y el dolor se acrecienta. Estos son producto de todos; les hemos cebado, alimentado, criado, consentido, y ahora nos devoran. Le hemos jaleado y animado, hemos pasado por alto sus vergüenzas, hemos girado la cabeza para no ver tanta iniquidad, nos hemos tapado la nariz para no oler tanta podredumbre, y sólo para mantener nuestros pequeños vicios, nuestra tolerancia con nuestras pequeñas sisas, nuestras pequeñas raterías sociales. Y cuando nos hemos dado cuenta, nos quitan la pación y nos sueltan la aguijada. Así que usted decida, que ninguno aleguemos falta de responsabilidad del desastre que se acerca por no querer mirar el presente. O aguanta el palo, o enmiende primero su casa y eche luego a la plaga. Siga siendo una oveja, o despierte en la noche que nos toca y sea un lobo que defiende su manada. Esto, paciente leedor, es la libertad, la democracia y la responsabilidad”.-

 

 

                                                           Madrid 28 de agosto de 2022