Llega la Navidad de este
desolador año 2012, el año en que se ha destruido los sueños e ilusiones de
miles de compatriotas que han visto como el trabajo de lustros, las esperanzas
del futuro, las realidades del presente, han sido abrasadas en la pira
encendida por demasiado zoquete, chorizo y
gentuza que abunda no sólo en esta sufrida piel de toro, sino en un
planeta desolado por el egoísmo, la avaricia y la maldad. Y en estas fechas me
viene al recuerdo lecturas de los Magos, leídas no sólo de pequeño, sino cuando
el peso de la vida me ha alejado de mi niñez. Hoy quiero compartir un párrafo
del Evangelio Apócrifo Árabe de la Infancia que decía: “Entonces tres reyes,
hijos de los reyes de Persia, tomaron, como por una disposición misteriosa, uno
tres libras de oro, otro tres libras de incienso y el tercero tres libras de
mirra. Y se revistieron con sus ornamentos preciosos, colocándose la tiara en
la cabeza, y portando su tesoro en las manos. Y al primer canto del gallo,
abandonaron su país, con nueve hombres que los acompañaban, y se pusieron en
camino, guiados por la estrella que se les había aparecido”.-
Creo
que no hay seres más entrañables que estos tres reyes, magos o sabios, que
abandonan todo para encontrar a un niño recién nacido que viene a traer todo lo
perdido, todo lo destruido, todo lo arrasado por la maldad que anida en
nuestros corazones. Su búsqueda es la de la humanidad, la misma hoy que hace
miles de años, la llama escondida en nuestros corazones que añora la justicia,
la verdad, la esperanza. Su senda es el abandono de su comodidad, adentrarse en
los peligros de todo camino, desiertos, montañas, bandidos, vergeles. Y no se
amilanan frente al riesgo, ni se abandonan en los placeres, ni desesperan con
los avatares, ni desechan los lances desagradables. Paso a paso siguiendo la
estrella, buscando lo que creen, lo que esperan, lo que saben que colmará sus
corazones. Y cuando encuentran al nacido, no importa que esté en un pesebre,
que parezca un mendigo, porque son capaces de ver más allá de lo físico, de la
apariencia, del arquetipo de un Rey o un Dios. Una lección para todos nosotros,
atados a nuestros prejuicios; una enseñanza de lo que son valores, lo que
representa la humanidad, la humildad y la perseverancia en la búsqueda de lo
bueno y de lo justo. Y allí, al término de su larga andanza, los Magos se
arrodillan ante el Niño.-
Ese
recién nacido representa el valor que buscó y buscan los hombres, y sea usted
creyente o no, reconozca que el que ha nacido luchará contra la injusticia,
reivindicará la dignidad de la persona, clamará contra todo lo que es malo e
injusto, morirá por sus valores, oprimido por los poderosos, maltratado por el
invasor imperialista, abandonado por sus amigos cobardes, y sacrificado por la
casta opresora. A los creyentes nos aporta trascendencia, pero quizás sea más
importante lo que todos los hombres de bien pueden compartir, el ideal de un
mundo mejor.-
Todo
eso es lo que reconocen los Reyes haber encontrado. Y quizás, en cada mágica
noche del día cinco, además de esos paquetes grandes o pequeños que nos puedan
traer, deberíamos ver su ejemplo, su camino. Podríamos intentar no ver sólo la
apariencia, no quedarnos en lo material de la vida, no mirar a otro lado ante
la injusticia, la miseria o la iniquidad, porque en cada pobre, en cada persona
triste, en cada solitario, en el que sufre, puede brillar en su corazón esa
estrella que nos haga mejores. Y si ellos nos traen la magia de la ilusión, de
nuestro regreso a la infancia, de la sonrisa de los niños, del viaje a los
sueños, también nos plantean un reto como adultos, que es optar por iniciar el viaje
hacia un mundo mejor o retozar en nuestra vida de desidia e indiferencia ante
lo injusto.-
Desde
este blog quiero desear Feliz Navidad a todos, especialmente a los que se
encuentran tristes, a los que perdieron seres amados, a los que tienen seres
queridos lejos, a los que se encuentran solos y deprimidos, a los que son
víctimas de la injusticia, de la codicia humana, de nuestra indiferencia, a los
que sufren, y que si los que estamos a su alrededor somos incapaces de
ayudarles, que la Luz de la Navidad brille en sus corazones.-