Recuerdo un chascarrillo de mis épocas de colegio. Un amigo comenta a otro “Jo, tío, ayer estaba en la calle y vi a dos macarras pegando a una anciana...”, el otro le dice: “¿Y tú qué hiciste?”, y responde, “Pues nada, solo sujeté a la vieja para que no se les escapara...”.
Cuando el otro día escuchaba a nuestro ilustre Presidente del Gobierno las medidas propuestas para combatir la crisis, me vino a la mente (no sé el por qué, la verdad) este chiste. Unas medidas dictadas al compás del Presidente estadounidense y de sus “amigos” franceses y alemanes; ya se sabe que este es país de extremos, y pasamos de no levantarse al paso de la bandera estadounidense, a seguir al dictado las directrices que le marcen desde otros países. Este Presidente que tenemos, que, su Gobierno o el de Comunidades Autónomas de su signo, rebaja la fiscalidad a los banqueros del 43% al 18%, que se gasta 20 millones de euros en la cúpula de Barceló, que reparte 28.810 euros para los gays y lesbianas de Zimbabue, que reparte 85 millones de euros en subvenciones al cine español, que da 6.000 euros para un tratamiento de fertilidad a los etarras, o que se gasta 26.000 euros en hacer el mapa de excitación sexual del clítoris (y sólo son unos ejemplos que ha recopilado un buen amigo), no duda en congelar la pensión a los ancianos, en eliminar la ayuda a las mujeres que dan a luz o en rebajar el sueldo a los funcionarios. Claro que también podíamos recordar los millones de euros dilapidados en su Plan E para hacer pistas de patinaje o de petanca, o los millones entregados a dictaduras como la cubana, la marroquí o la venezolana, o las subvenciones a amiguetes, artistas afectos o asociaciones de diverso plumaje, o el regalo a las grandes fortunas suprimiendo el impuesto de patrimonio, o negándose a subir los tipos de esas empresas que tienen los millonarios que se llaman SICAV que tributan al 2%, o el dinero derrochado en esa entelequia llamada “alianza de civilizaciones”, o… siga usted la lista que a mí, personalmente, me deprime. Usted, Sr. Presidente, debiera mirarse el bolsillo, porque sin duda tiene un agujero en él que le hace perder todo lo que entra, y, claro, cuando llegan menos euros, no hay dinero para pagar sus compromisos. Así que, jubilado, futura madre o funcionario, cuando le pidan que entienda la situación y que sea solidario, piense que está usted contribuyendo a las pistas de patinaje, a apoyar a los gays y lesbianas de Zimbabue, a permitir que los banqueros paguen menos o a diseñar el mapa de excitación del clítoris de Aído (del Ministerio de Aído, obviamente).-
Lo malo es que pienso que nuestro Presidente no es el problema… No; sólo es el efecto del problema. Una sociedad cutre, que se mira el ombligo con fruición onanista, blandita, cobarde, inculta, soberbia; una sociedad que se preocupa más de los saltos de cama de una tonadillera que de la situación de cuatro millones de parados; una sociedad que ha perdido sus raíces y que se cree ciudadana de un mundo, de cualquier mundo, para no decir que es español; una sociedad perdida en historias irreales, en remover muertos y abrir heridas ya cerradas sólo para evitar ver las miserias del presente. Y por eso, la sociedad está tranquila, calma, quieta… Pero que no se engañe nadie, estas medidas son el principio, la táctica ya utilizada de ir poco a poco, suavemente, la primera hornada de un paquete dirigido a sangrar a todos los ciudadanos, sin entrar en el fondo del problema.-
Así las cosas, y con la inútil pretensión de mover conciencias, creo necesario ver quienes son los colectivos afectados en este primer embate gubernamental.-
Las pensiones congeladas… Se lleva hablando tiempo de la necesidad de reorganizar el sistema de pensiones, de su inviabilidad. Pero, ancianos que llevan trabajando una vida, sin posibilidad de buscar nuevas fuentes de renta, son sus primeros objetivos… Claro que importan poco, a fin de cuentas la sociedad no quiere ver viejos, los rechaza; hablan de la necesidad de garantizarles una vejez tranquila, pero lejos y sin que se les note demasiado. Total, si no llegan a fin de mes, que se mueran y más para repartir… Porque, cuándo no lleguen a fin de mes, ¿qué hacemos?, y si no pueden pagar la luz, o la calefacción, ¿qué?. A fin de cuentas suelen protestar poco, y sus dificultades suele quedarse en la intimidad de sus hogares…
Las ayudas a las futuras madres… Pero, ¿para qué alguien quiere tener un hijo con las facilidades que ponen ustedes para que se aborte?. Todo lo que decían de apoyo a la mujer, de incentivo de la natalidad, mentira… Ustedes recortan las ayudas para que no nazcan niños, que para eso ya se encargan de matarlos antes de que vean la luz. Su política social para las mujeres embarazadas es negro funeral, huele a formol y desinfectante de clínica abortista, atufa a gangrena social, de esa que condena a las sociedades a su desaparición, a que el hecho de tener un hijo sea un esfuerzo ímprobo y sobrehumano…
Y los funcionarios… A los privilegiados ni agua… Claro que ustedes no dicen que hace pocos años un albañil ganaba más que un neurocirujano de la seguridad social… Ni tampoco dicen que cuando un funcionario se jubila, él si que tiene que pagar parte de sus medicinas, al contrario que el resto de trabajadores jubilados; ni cuentan que hasta hace poco tiempo era el único colectivo de trabajadores sin 14 pagas; ni se les ocurre comentar que si un funcionario pierde su puesto de trabajo, ni tiene desempleo, ni tiene nada… Para que decir que cualquier reclamación relativa a su puesto de trabajo tarda años en la vía contenciosa administrativa, en vez de los meses de la jurisdicción social, ni comentan que si aplican los planes de empleo, en el espacio de tiempo que esperan un destino, su sueldo se reduce a la mitad, y que si finalmente pierde su puesto de trabajo, se va a la calle sin indemnización… Ustedes hablan de su inamovilidad en el puesto de trabajo, pero no dicen que eso no es una prorrogativa de los funcionarios, sino un derecho de los ciudadanos que se tomó ante las presiones políticas a los funcionarios para que dictaran según criterios políticos, y la aberración que suponía un cambio de todo el personal de la Administración cada vez que había cambio de gobierno. Ni se les ocurre decir que la mayoría de los funcionarios son mileuristas, y que el sueldo de un policía o guardia civil ronda los 1.500 euros por jugarse la vida en las calles. Claro que hay funcionarios que no trabajan, pero pruebe a cambiar a esos directivos colocados sin más acreditación que el carnet y el dedo de quien los nombra, ¿O de verdad piensa que si coloca a un economista dirigiendo en obra a albañiles, se va a mejorar la producción de la obra?; aplique criterios de objetividad y competencia en los altos cargos, y pruebe a ver si mejora el funcionamiento de la Administración. Por supuesto que hay que reformar la Administración, pero empiece usted, entre en la fuente del problema, en las duplicidades administrativas, en los asesores, en los criterios de nombramiento de la libre designación, en la política de destrozar cuerpo tras cuerpo de la administración…
Y a los que silban en la vía, les recuerdo aquello que figuraba en una cárcel nazi… Decía, si la memoria no me falla, “primero fueron a por los gitanos, yo no era gitano y no hice nada, luego fueron por los judíos, yo no era judío y no hice nada, luego fueron por los comunistas, yo no era comunista y no hice nada… ahora han venido a por mí, y ya nadie puede hacer nada…”. Cambien la frase y vayan aplicándose el cuento.
Cuando el otro día escuchaba a nuestro ilustre Presidente del Gobierno las medidas propuestas para combatir la crisis, me vino a la mente (no sé el por qué, la verdad) este chiste. Unas medidas dictadas al compás del Presidente estadounidense y de sus “amigos” franceses y alemanes; ya se sabe que este es país de extremos, y pasamos de no levantarse al paso de la bandera estadounidense, a seguir al dictado las directrices que le marcen desde otros países. Este Presidente que tenemos, que, su Gobierno o el de Comunidades Autónomas de su signo, rebaja la fiscalidad a los banqueros del 43% al 18%, que se gasta 20 millones de euros en la cúpula de Barceló, que reparte 28.810 euros para los gays y lesbianas de Zimbabue, que reparte 85 millones de euros en subvenciones al cine español, que da 6.000 euros para un tratamiento de fertilidad a los etarras, o que se gasta 26.000 euros en hacer el mapa de excitación sexual del clítoris (y sólo son unos ejemplos que ha recopilado un buen amigo), no duda en congelar la pensión a los ancianos, en eliminar la ayuda a las mujeres que dan a luz o en rebajar el sueldo a los funcionarios. Claro que también podíamos recordar los millones de euros dilapidados en su Plan E para hacer pistas de patinaje o de petanca, o los millones entregados a dictaduras como la cubana, la marroquí o la venezolana, o las subvenciones a amiguetes, artistas afectos o asociaciones de diverso plumaje, o el regalo a las grandes fortunas suprimiendo el impuesto de patrimonio, o negándose a subir los tipos de esas empresas que tienen los millonarios que se llaman SICAV que tributan al 2%, o el dinero derrochado en esa entelequia llamada “alianza de civilizaciones”, o… siga usted la lista que a mí, personalmente, me deprime. Usted, Sr. Presidente, debiera mirarse el bolsillo, porque sin duda tiene un agujero en él que le hace perder todo lo que entra, y, claro, cuando llegan menos euros, no hay dinero para pagar sus compromisos. Así que, jubilado, futura madre o funcionario, cuando le pidan que entienda la situación y que sea solidario, piense que está usted contribuyendo a las pistas de patinaje, a apoyar a los gays y lesbianas de Zimbabue, a permitir que los banqueros paguen menos o a diseñar el mapa de excitación del clítoris de Aído (del Ministerio de Aído, obviamente).-
Lo malo es que pienso que nuestro Presidente no es el problema… No; sólo es el efecto del problema. Una sociedad cutre, que se mira el ombligo con fruición onanista, blandita, cobarde, inculta, soberbia; una sociedad que se preocupa más de los saltos de cama de una tonadillera que de la situación de cuatro millones de parados; una sociedad que ha perdido sus raíces y que se cree ciudadana de un mundo, de cualquier mundo, para no decir que es español; una sociedad perdida en historias irreales, en remover muertos y abrir heridas ya cerradas sólo para evitar ver las miserias del presente. Y por eso, la sociedad está tranquila, calma, quieta… Pero que no se engañe nadie, estas medidas son el principio, la táctica ya utilizada de ir poco a poco, suavemente, la primera hornada de un paquete dirigido a sangrar a todos los ciudadanos, sin entrar en el fondo del problema.-
Así las cosas, y con la inútil pretensión de mover conciencias, creo necesario ver quienes son los colectivos afectados en este primer embate gubernamental.-
Las pensiones congeladas… Se lleva hablando tiempo de la necesidad de reorganizar el sistema de pensiones, de su inviabilidad. Pero, ancianos que llevan trabajando una vida, sin posibilidad de buscar nuevas fuentes de renta, son sus primeros objetivos… Claro que importan poco, a fin de cuentas la sociedad no quiere ver viejos, los rechaza; hablan de la necesidad de garantizarles una vejez tranquila, pero lejos y sin que se les note demasiado. Total, si no llegan a fin de mes, que se mueran y más para repartir… Porque, cuándo no lleguen a fin de mes, ¿qué hacemos?, y si no pueden pagar la luz, o la calefacción, ¿qué?. A fin de cuentas suelen protestar poco, y sus dificultades suele quedarse en la intimidad de sus hogares…
Las ayudas a las futuras madres… Pero, ¿para qué alguien quiere tener un hijo con las facilidades que ponen ustedes para que se aborte?. Todo lo que decían de apoyo a la mujer, de incentivo de la natalidad, mentira… Ustedes recortan las ayudas para que no nazcan niños, que para eso ya se encargan de matarlos antes de que vean la luz. Su política social para las mujeres embarazadas es negro funeral, huele a formol y desinfectante de clínica abortista, atufa a gangrena social, de esa que condena a las sociedades a su desaparición, a que el hecho de tener un hijo sea un esfuerzo ímprobo y sobrehumano…
Y los funcionarios… A los privilegiados ni agua… Claro que ustedes no dicen que hace pocos años un albañil ganaba más que un neurocirujano de la seguridad social… Ni tampoco dicen que cuando un funcionario se jubila, él si que tiene que pagar parte de sus medicinas, al contrario que el resto de trabajadores jubilados; ni cuentan que hasta hace poco tiempo era el único colectivo de trabajadores sin 14 pagas; ni se les ocurre comentar que si un funcionario pierde su puesto de trabajo, ni tiene desempleo, ni tiene nada… Para que decir que cualquier reclamación relativa a su puesto de trabajo tarda años en la vía contenciosa administrativa, en vez de los meses de la jurisdicción social, ni comentan que si aplican los planes de empleo, en el espacio de tiempo que esperan un destino, su sueldo se reduce a la mitad, y que si finalmente pierde su puesto de trabajo, se va a la calle sin indemnización… Ustedes hablan de su inamovilidad en el puesto de trabajo, pero no dicen que eso no es una prorrogativa de los funcionarios, sino un derecho de los ciudadanos que se tomó ante las presiones políticas a los funcionarios para que dictaran según criterios políticos, y la aberración que suponía un cambio de todo el personal de la Administración cada vez que había cambio de gobierno. Ni se les ocurre decir que la mayoría de los funcionarios son mileuristas, y que el sueldo de un policía o guardia civil ronda los 1.500 euros por jugarse la vida en las calles. Claro que hay funcionarios que no trabajan, pero pruebe a cambiar a esos directivos colocados sin más acreditación que el carnet y el dedo de quien los nombra, ¿O de verdad piensa que si coloca a un economista dirigiendo en obra a albañiles, se va a mejorar la producción de la obra?; aplique criterios de objetividad y competencia en los altos cargos, y pruebe a ver si mejora el funcionamiento de la Administración. Por supuesto que hay que reformar la Administración, pero empiece usted, entre en la fuente del problema, en las duplicidades administrativas, en los asesores, en los criterios de nombramiento de la libre designación, en la política de destrozar cuerpo tras cuerpo de la administración…
Y a los que silban en la vía, les recuerdo aquello que figuraba en una cárcel nazi… Decía, si la memoria no me falla, “primero fueron a por los gitanos, yo no era gitano y no hice nada, luego fueron por los judíos, yo no era judío y no hice nada, luego fueron por los comunistas, yo no era comunista y no hice nada… ahora han venido a por mí, y ya nadie puede hacer nada…”. Cambien la frase y vayan aplicándose el cuento.