Estamos en Navidad. El año 2013
se ha convertido en un año gris, sombrío oscuro; pero llega de nuevo la Navidad
y vuelve el niño que nunca debí perder. En mi infancia siempre me gustaba
escuchar el Evangelio de San Lucas cuando decía “Había en la comarca unos
pastores que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño.
Se les presentó un Ángel del Señor y la gloria del Señor les envolvió en su
luz; y se llenaron de terror. El Ángel les dijo: ‘No temáis, pues os anuncio
una gran alegría, que lo será para todo el pueblo; os ha nacido hoy en la
ciudad de David, un salvador’”. Quizás ustedes no sean creyentes, o quizás en
su corazón ya no quepa alegría ni luz alguna por estas fiestas. Para mí es una
época de recuerdos, de nostalgia, pero no de tristeza. Recuerdo a los amigos
que cruzaron este año el gran Río, los amigos y familiares que les precedieron.
Pienso en todos los que quiero y que se encuentran lejos, o alejados. Medito
sobre los sueños y esperanzas que no se cumplieron. Miro mis errores, mis defectos,
mis faltas. Pero he de confesarles que todo lo baña un aura de paz, de futuras
promesas, de nuevas ilusiones. No sé si están ustedes tristes, solos,
desolados. Pero quisiera que ese Niño nacido, lo que Él representa en el caso
de que no crean, trae una esperanza y una obligación a los hombres de buena
voluntad.-
Este
año la miseria ha crecido; familias pasando hambre; niños sin juguetes, sin
comida. Ancianos y familias desahuciadas. Un mundo más justo, más solidario
cada vez más lejano, Paro, pobreza en nuestras calles. Solitarios, vagabundos,
tristes en cada rincón de nuestras ciudades. Para mí ese Niño trae luz, trae
esperanza, trae ilusión, pero exige compromiso, exige voluntad y fuerza. Llama a nuestros corazones y nos invita a
huir de conformismo, de la resignación. Nos fuerza a ser libres, a asumir
nuestro futuro, a luchar por los que sufren, por los tristes. Nos impulsa a
enfrentarnos con la injusticia.-
Ese
Niño, para mí, no estará esta noche en la mesa de los gobernantes corruptos, ni
en los banqueros que arruinaron al pueblo, ni en los sobres de los partidos ni
en los eres a costa del sudor del compatriota. Ese Niño está en los trabajadores,
en los empresarios que intentan salvar su negocio entre tanta codicia y robo
institucional. Ese Niño está en los parados, en los comerciantes arruinados, en
los desahuciados, en las víctimas del terrorismo olvidadas por quien debía protegerlas, en los hambrientos, en los que conservando lo que tenían son
conscientes del sufrimiento ajeno y están dispuestos a luchar para que eso
cambie, en aquellos que intentan dignamente dar una vida mejor a sus hijos, en
aquellos que estudian para conseguir un futuro mejor. No es un Niño de derechas
o izquierdas, es una esperanza para los justos, para los honestos, para los
hombres buenos. No es el Niño de las preferentes, ni el de las malversaciones,
ni el de los indiferentes. Es el que llama a los pastores, el que les invita a
tomar las riendas de su destino, a ayudar al prójimo, a luchar por los desfavorecidos,
a conseguir justicia, dignidad y paz. Es el Niño que es arropado por animales,
por la vida, es el Niño del respeto a nuestro entorno, a nuestros hermanos
animales, a nuestra Madre Tierra. Es el símbolo de la bondad, la justicia y el
honor.-
Ni
quiero ni le pido que usted crea en El; no soy quien para entrar en ese espacio
íntimo de las creencias. Pero sí que le insto a que crea y asuma lo que
representa. Sea usted cristiano, judío, agnóstico, ateo, budista, o lo que le
plazca, si usted es honesto, convendrá conmigo en que esto es insostenible, es
injusto, es amoral. Y con independencia de sus creencias, estará en que es
nuestra obligación hacer un mundo mejor.-
Por
ello, a la buena gente, a los justos, a los comprometidos, quiero desearles, de
todo corazón, Feliz Navidad.-