martes, 24 de diciembre de 2013

EL NACIDO

Estamos en Navidad. El año 2013 se ha convertido en un año gris, sombrío oscuro; pero llega de nuevo la Navidad y vuelve el niño que nunca debí perder. En mi infancia siempre me gustaba escuchar el Evangelio de San Lucas cuando decía “Había en la comarca unos pastores que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. Se les presentó un Ángel del Señor y la gloria del Señor les envolvió en su luz; y se llenaron de terror. El Ángel les dijo: ‘No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo; os ha nacido hoy en la ciudad de David, un salvador’”. Quizás ustedes no sean creyentes, o quizás en su corazón ya no quepa alegría ni luz alguna por estas fiestas. Para mí es una época de recuerdos, de nostalgia, pero no de tristeza. Recuerdo a los amigos que cruzaron este año el gran Río, los amigos y familiares que les precedieron. Pienso en todos los que quiero y que se encuentran lejos, o alejados. Medito sobre los sueños y esperanzas que no se cumplieron. Miro mis errores, mis defectos, mis faltas. Pero he de confesarles que todo lo baña un aura de paz, de futuras promesas, de nuevas ilusiones. No sé si están ustedes tristes, solos, desolados. Pero quisiera que ese Niño nacido, lo que Él representa en el caso de que no crean, trae una esperanza y una obligación a los hombres de buena voluntad.-

            Este año la miseria ha crecido; familias pasando hambre; niños sin juguetes, sin comida. Ancianos y familias desahuciadas. Un mundo más justo, más solidario cada vez más lejano, Paro, pobreza en nuestras calles. Solitarios, vagabundos, tristes en cada rincón de nuestras ciudades. Para mí ese Niño trae luz, trae esperanza, trae ilusión, pero exige compromiso, exige voluntad y fuerza.  Llama a nuestros corazones y nos invita a huir de conformismo, de la resignación. Nos fuerza a ser libres, a asumir nuestro futuro, a luchar por los que sufren, por los tristes. Nos impulsa a enfrentarnos con la injusticia.-

            Ese Niño, para mí, no estará esta noche en la mesa de los gobernantes corruptos, ni en los banqueros que arruinaron al pueblo, ni en los sobres de los partidos ni en los eres a costa del sudor del compatriota. Ese Niño está en los trabajadores, en los empresarios que intentan salvar su negocio entre tanta codicia y robo institucional. Ese Niño está en los parados, en los comerciantes arruinados, en los desahuciados, en las víctimas del terrorismo olvidadas por quien debía protegerlas, en los hambrientos, en los que conservando lo que tenían son conscientes del sufrimiento ajeno y están dispuestos a luchar para que eso cambie, en aquellos que intentan dignamente dar una vida mejor a sus hijos, en aquellos que estudian para conseguir un futuro mejor. No es un Niño de derechas o izquierdas, es una esperanza para los justos, para los honestos, para los hombres buenos. No es el Niño de las preferentes, ni el de las malversaciones, ni el de los indiferentes. Es el que llama a los pastores, el que les invita a tomar las riendas de su destino, a ayudar al prójimo, a luchar por los desfavorecidos, a conseguir justicia, dignidad y paz. Es el Niño que es arropado por animales, por la vida, es el Niño del respeto a nuestro entorno, a nuestros hermanos animales, a nuestra Madre Tierra. Es el símbolo de la bondad, la justicia y el honor.-

            Ni quiero ni le pido que usted crea en El; no soy quien para entrar en ese espacio íntimo de las creencias. Pero sí que le insto a que crea y asuma lo que representa. Sea usted cristiano, judío, agnóstico, ateo, budista, o lo que le plazca, si usted es honesto, convendrá conmigo en que esto es insostenible, es injusto, es amoral. Y con independencia de sus creencias, estará en que es nuestra obligación hacer un mundo mejor.-


            Por ello, a la buena gente, a los justos, a los comprometidos, quiero desearles, de todo corazón, Feliz Navidad.-