sábado, 9 de abril de 2011

BOÑIGAS

Estaba leyendo el Tratado sobre la tolerancia, y en un párrafo que dice que “la filosofía, la sola filosofía, esa hermana de la religión, ha desarmado las manos que la superstición había ensangrentado tanto tiempo; y la mente humana, al despertar de su ebriedad, se ha asombrado ante los excesos a que la había arrastrado el fanatismo” me vino a la mente las noticias sobre los hechos que ocurrieron días ha en la Universidad Complutense de Madrid, y que, por lo que veo, no se parece en nada a aquella en la que estudié y de la que guardo tan buenos recuerdos. Y creo que algo huele a podrido en ese centro, y no sé por qué, quizás sea por mi mente inquisitorial, casi, casi, herencia de Torquemada, pero me da que la atarjea, la cloaca máxima, la fosa séptica, tiene su epicentro en la facultad de Ciencias Políticas y, que por obra y gracia de alguna mutación misteriosa, parece haberse convertido en un verdadero sumidero que pringa a toda la universidad; si de verdad se quiere hacer honor al origen de la palabra (universitas, universo, conjunto de cosas, universalidad), por el prestigio, por su finalidad, por ser el centro del saber, alguien debería preocuparse de desinfectar el nido de cucarachas, babosas y rastreros que parecen esconderse en ella. Que sólo existan algunos especímenes, o que sea general el detritus, lo ignoro, pero recomiendo al que se acerque por allí que se tape las napias para no ser atufado por el hedor, porque vaya si apesta, y ese olor se pega en la conciencia del que calla, del que consiente y del que mira para otro lado; así que si usted ve una legión de moscas que se le acercan, mucho me temo que está contagiado.


La historia viene de antiguo ya, y por no tirar de hemeroteca, recuerdo el lamentable episodio que protagonizó ese antro (que según define la RAE es un local, establecimiento, vivienda, de mal aspecto o reputación, y a fe mía, que para mí ya la tiene) con la visita de Rosa Díaz, líder de UPyD, episodio patético no sólo por los energúmenos que suelen protagonizar estos eventos, sino por la conducta de los responsables de la facultad. Creo recordar que el Sr. Aznar también sufrió los desmanes de esta piara, y el Sr. Arcadi Espada y otros que, lamentablemente, ya no recuerdo. Pero no se preocupen, que esta chusma no tiene límite, y si piensa le da un telele o un soponcio, así que no queda más remedio que ir esparciendo su boñiga neuronal como si fueran escarabajos peloteros, intentando impedir el ejercicio del derecho a la libertad de expresión.

Así que estos sujetos que vegetan, porque dudo que estudien en lo que se está convirtiendo en un mero agujero de dinero procedente de los impuestos de todos los ciudadanos, que necesitan llamar la atención, deciden invadir un espacio de culto, hacer un pseudodesnudo cutre al más puro estilo de las películas de "destape" de finales de los años 70, pero eso sí, disfrazadas las niñatas de talibanes timoratas, que ya se sabe, que eso pone a los patéticos retroprogres que pululan por la piel de toro. Y lo que jamás se hubieran atrevido a hacer en otro lugar, sea de culto o no, pretenden camuflarlo como un acto reivindicativo. Así pues entran en la capilla cristiana y hacen su numerito. No, no reivindican una justicia social, una queja contra el poder político o económico, no, claro que no, todos sabemos que el principal problema de paradolandia son las iglesias cristianas. En resumen, lo que quieren es impedir la libertad de culto de los ciudadanos.

Para el que no se haya querido enterar, hablo del lamentable espectáculo vivido en la capilla que se encuentra en el campus universitario de Somosaguas (Madrid). Y los timoratos que no se engañen... No se trata de creencias, ni de religión. Se trata de una panda de niñatos que parece que no tienen más misión que tocar las narices a un sector de la población. Y ¿Quien compone esta piara? La respuesta le puede no gustar, pero no son más que el reflejo de la generación peor formada de la historia contemporánea española. Son los niños de papá y mamá, los no linit, esos que no se les podía corregir no sea que se traumaticen, esos que viven de la sopa boba a costa de sus padres, esos que pasan de los millones de parados y siguen las consignas de la progresía estúpida que campa por estos lares, de esa empeñada en falsear la historia, cargarse tradiciones, inventarse pasados, y, sobre todo, vivir del cuento. Son exponentes de los niños malcriados, maleducados, incultos; auténticos zotes que se creen la élite del futuro y se nutren de las chorradas que les inyectan por televisión (soma, más soma); son el reflejo de los que no saben que el Gran Hermano lo describió Orwell mucho antes de que una cadena de televisión lo utilizara, que sueñan con chupar de donde puedan, que para eso ya les organizarán en la misma universidad algún foro en el que hablar, pero eso sí, siendo sumisos a ese poder político que les subvenciona. ¿De verdad se creen el futuro de una sociedad globalizada? ¿De verdad se creen antisistema? ¿Creéis que sois rebeldes? ¡Venga, anda! Sois unos liberticidas, unos intolerantes, unos fanáticos que pretenden ir de guays, una pandilla que debe avergonzar a cualquiera que haya luchado por la libertad y el progreso. Sois el reflejo de una sociedad que ha perdido el futuro, los valores y los sueños. Sólo replicáis consignas vacuas de políticos golfos; sólo hacéis el juego a sinvergüenzas que adormecen a la sociedad; no reivindicáis nada, no sois revolucionarios, no sois nada más que futuros actores de programas televisivos rastreros. Meteros en uno de ellos y enseñad a los que quieran verlo vuestras lorzas de grasa, vuestros sostenes y vuestras miserias. Al resto, dejadnos en paz.

Y repito que el sigiloso, el que se encoge de hombros, se está engañando; su cobardía sólo alienta a las alimañas. Que no se esconda en su silencio... O es capaz de luchar y reivindicar su libertad, o que asuma que tarde o temprano la perderá. O es oveja al matadero o es persona. Demasiada sangre, demasiada lucha, demasiado esfuerzo, para conseguir la libertad de pensamiento, de expresión, el respeto a las ideas, la libre elección de culto. No es una cuestión de sotanas, curas o velas, es una lucha por mi libertad, por creer o no en lo que me plazca, por exigir el respeto a mis creencias o a la ausencia de ellas, por reivindicar el derecho del individuo a su libertad de culto; es la defensa de los derechos universales, que estos han osado vulnerar. Sea ateo, cristiano, judío o animista, sea budista, agnóstico o crea en los marcianos, el hecho en sí, sólo merece llamar a estos niñatos que no supieron o no pudieron ser criados por sus padres, estas garrapatas del sistema democrático, lo que son, unos mierdas.