jueves, 6 de agosto de 2015

LEPANTO

Hace tiempo que tengo este blog un poco abandonado. Vivimos corriendo hacia ningún sitio, dejando de lado lo importante para mantener o conseguir lo necesario, y seguramente el destino nos castigará quitándonos lo necesario, después de perder lo importante.  De todas formas, intentaré hacer propósito de enmienda para no olvidar lo importante sin descuidar lo necesario. Y dentro de esas buenas intenciones, que espero no empiedren aún más el camino al averno, está el mantener este blog para que, sí así les place, puedan o bien sestear con él o disfrutarlo.-

Lo cierto es que a poco que uno mire el presente, ve demasiadas incertidumbres en nuestro futuro; no, no se agobien, no les voy a decir que muchas de ellas están escritas en este blog hace tiempo. No soy pitonisa, ni tampoco creo que el futuro está escrito, pero, miren ustedes, el futuro nace en nuestro presente, que viene de nuestro pasado. Predecir lo que es más probable que pueda ocurrir no es mucho más difícil que ver un coche circulando por un puerto de montaña a 200 Km. por hora y saber que lo más probable es que se pegue un costalazo mortal. Lo único que pretendo hacer es inhibirme de lo que me gustaría que ocurriera y mirar como un observador aséptico la evolución de las situaciones. Y les tengo que confesar que ni me deleito en los aciertos, ni sufro con los errores… Sinceramente, me trae al pairo lo políticamente correcto, no admito que terceros me digan lo que está bien o mal, ni por supuesto que decidan sobre mis actitudes o acciones, salvo claro está, las normas de convivencia que nos separan de la barbarie.-

Y ustedes pensarán a qué viene este ladrillo que les he soltado y qué tiene que ver con el título de este artículo del blog… Bueno, apelo a su paciencia porque creo que en breve lo comprenderán. Hace unas semanas terminé el libro La Europa dividida de John H. Elliott y un párrafo me hizo pensar. Decía así "La victoria de Lepanto fue la mayor victoria conseguida por las armas cristianas contra el Islam desde la toma de Granada en 1492. Demostró, de forma definitiva, que los turcos no eran invencibles y que los cristianos contaban con la moral suficiente y los recursos técnicos necesarios para mantenerlos a raya". Sí, ya se, muchos de ustedes consideran que la batalla de Lepanto no fue tan importante, porque al cabo de un año los turcos habían reemplazado los barcos perdidos. Es triste que en España la historia se aprenda en base a lo que nuestros tradicionales enemigos del pasado querían que el mundo, y nosotros con él, pensara de nuestra historia. Y han tenido éxito, la verdad, porque miles de compatriotas son capaces de creer en sus tonterías, en esas y en otras propias, y serían capaces de afirmar sin sonrojo que un seis de agosto, a las 2 de la tarde, es noche cerrada.-

Si les interesa, la batalla de Lepanto fue una de las mayores victorias para salvaguardar lo que hoy entendemos como civilización occidental. Es cierto que los barcos turcos se repusieron, pero no las expertas tripulaciones. El Mediterráneo volvió a ser un mar occidental, comenzó a volver a ser un mar seguro, se destrozó el predominio naval turco, militar y de transporte, se alejó la amenaza permanente sobre las costeas españolas y, como consecuencia no buscada, se redujo la presión turca sobre Centroeuropa, que desde ese momento empezó un repliegue turco que terminaría en el siglo XX.-

Para nuestros antepasados el Islam, y, que quede claro, hablo de cultura y no de religión, era un problema de supervivencia. No es muy difícil entenderles… Ocho siglos intentando recuperar su tierra, viendo las razzias que dejaban una estela de muertos y parientes vendidos en el mayor mercado de esclavos del mundo, viendo las cabezas de vecinos clavadas en picas en las murallas de las ciudades andalusíes, saber que tu mujer, tu hermana o tu hija, es objeto sexual de algún jerifalte, les dio una visión bastante acertada de lo que podían esperar si esos vecinos del sur volvían a imponerse. Y esa política española se mantuvo siglo tras siglo, porque no podían permitirse la estupidez de repetir los errores de los visigodos. Bueno, siglo tras siglo hasta la llegada del buenismo alocado y suicida, hasta el relativismo moral, hasta el complejo de inferioridad sobre la cultura occidental, hasta el desarme intelectual e ideológico. El Gran hermano nos dice lo que tenemos que pensar, sentir y hasta cómo comportarnos con nuestros hijos, padres o parejas. Y los muy borregos ciudadanos de hoy, asentimos con mirada bovina, callamos y lo asumimos sin que cuestionemos nada. Lo lamento mis muy estimados lectores, tendremos vehículos, ordenadores, y una medicina espectacular, pero nos parecemos mucho más a nuestros antepasados de lo que nos gustaría, sentimos muy parecido, y a fuer de sentirnos tan distintos, no sabemos lo que mantener y lo que corregir, con lo que ni sabemos cómo somos ni cómo nos gustaría ser. Después de todo, ya hay quien nos lo dice, ¿no?. Pues no….

La cultura islámica sí sabe lo que quiere, lo tiene muy claro, es expansiva, es fuerte, y  ya deberíamos haber aprendido de la historia que una civilización que es incapaz de luchar por sus valores, muere arrollada por pueblos, más atrasados o no, que tienen confianza en su victoria.-

Asistimos a una invasión silenciosa; miles de personas que desprecian nuestra cultura se asientan en nuestras ciudades y pueblos, exigiendo la adaptación de nuestras costumbres a las suyas. Por nuestras fronteras, y hablo de las europeas,  pasan  miles de personas sin control, sin saber que quieren, piensan o sienten; ¿huyen o se infiltran? ¿son refugiados o activistas?. Parece que aceptamos que en nuestros países no sólo vivan, sino que se les nacionaliza, personas que están dispuestas a acabar con nuestro sistema cultural. Ya, lo sé, habrá quien piense que soy xenófobo o racista, pero miren, lo política correcto me importa un higo. Así que al que así piense le dejo que me invite unas semanas a su domicilio, que entenderá que orine en los sillones, defeque en el pasillo, vomite en su cama, y haga unas cuantas “festuqis” cuando quiera descansar. Y les ruego me perdonen este párrafo soez y de mal gusto, pero, que quieren que les diga, si ustedes no admitirían ciertas actitudes en su casa, ¿por qué admiten otras más dañinas en su país?


Uff, lo olvidaba, hay que ser “buenista” y aceptar lo que nos dicen que es normal, aunque nos queme las entrañas… Ustedes disculpen