martes, 13 de septiembre de 2011

AL ABISMO

El verano es una buena época para volver a releer libros ya transitados, y hojeando la Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano tropecé con una frase que me gustaría compartir y que decía así “…pero los nobles modernos miden su rango y su importancia por lo majestuoso de sus carruajes y la onerosa magnificencia de sus trajes…”. Y en estos trajines estaba cuando la vorágine informativa me devolvía una y otra vez a la caída y hundimiento del sistema político romano.



Por un lado nuestro castizo califa, decidido a pasar a la historia a costa del sudor, bolsillo y trabajo de los madrileños, había decidido, en un país al borde de la bancarrota, solicitar la ejecución de los fastos olímpicos; más madera…., en Cataluña nuestros muy mimados nacionalistas cerraban centros de salud en pueblos, pero mantenían sus cutre embajadas, que antes muertos que españoles; más madera…Y el Iluminati que nos gobierna decide convocar elecciones en 20 de noviembre; más madera… ¿Y la caldera? Pues la caldera va a reventar entre los fastos faraónicos, los parásitos nacionalistas y los gobernantes inútiles; joder que tropa, que decía Romanones.

Tal es la sensación de irrealidad, alucine y pasmo, que cuando pasen algunas generaciones, esas que van a pagar la deuda que nos está dejando esta cuadrilla de bandoleros, de mangantes, corta bolsas, asalta faltriqueras y afiliados al gremio de Monipodio, se estudiará en los libros de historia como esta pandilla de aprendices de vampiros provocaron, una vez más, la decadencia y caída de una nación antes llamada España. Pero como decía la araña a la mosca, mejor vayamos por partes.

Tenemos unas instituciones municipales que semejan garrapatas, dedicadas al noble y lucrativo fin de desangrar a los ciudadanos, friéndoles en una sartén con aceite tóxico de tasas, contribuciones, multas y sanciones… Consistorios dedicados a esquilmar y lucrarse recalificando y, cuando pintan bastos, a aumentar la hemorragia económica de los sufridos ciudadanos, todo sea para mayor gloria de unos políticos prepotentes y chulescos, que hasta alguno ha pasado los gastos de sus retozos con la gachí de turno y pago, que ya ni los vicios se pagan. Menudos regidores de ciudades y pueblos, subidos en su coche oficial, maquinando, sin duda, donde succionar más billetes de los ciudadanos, porque estos son parásitos que nunca caen de su víctima porque nunca están ahítos…

Luego están nuestros muy hispanos califas autonómicos, dilapidando la guita entre embajadillas, campañas de productos de la tierra, festejos, banderas, traductores simultáneos, rotulaciones en lenguas y una horda de chinches que engordan de la sangre de los ciudadanos y que no hacen más que importunar con sus absurdas e irresponsables legislaciones demenciales. Esta chusma que cree que cada aldea ha de tener unas normas especiales desde evitar una caída del andamio hasta el idioma en el que hay que redactar el menú del día. De verdad, ¿ustedes creen que se puede ser más cutre y más paleto? Estos parásitos que se inventan aeropuertos fantasmas, de esos en que los ciudadanos pasean en vez de despegar aviones, que hablan de inmersión lingüística para la plebe mientras llevan a sus retoños a colegios privados, esos que han encontrado la forma de vivir del cuento diciendo gilipollez tras gilipollez mientras nos sacan los cuartos a paletadas…

Y luego este gobierno de faltos o escasos de entendimiento o razón, este conjunto de inútiles, con la única obsesión de aferrarse a la silla y pulir los pocos recursos que nos quedan. Pero vamos a ver, si usted, Señor Presidente se va, pues váyase… Pero mejor mañana que pasado, o ¿es qué pretende dejar las cosas aún peor? Todo lo que puede hacer es meternos más en el pozo, hundirnos aún más. Claro que escuchando a su ministro, que dice que “aunque la mayoría de los ciudadanos crea que un cambio de gobierno mejorará las cosas, la mayoría se equivoca…” Sí señor, su gobierno se acerca a Benito Mussolini, su correligionario ideológico, al menos cuando fue secretario de la federación socialista provincial de Forli… Debe ser que las chupas de cuero de alguna de sus Ministros les traen sueños lejanos y sin duda imperiales… Y entre dislate y desliz, venga subvención aquí y venga gasto de allá, que el venga lo reparará… O no.

La verdad, ante semejante panorama, cerré el libro, escogí las crónicas de Nardia y me dispuse a leerlas. Ustedes comprenderán que si voy a leer literatura fantástica al menos que sea de calidad, y no las sandeces que dicen nuestros gobernantes en los periódicos, especialmente iluminados en verano, sin duda porque el carro de Febo pega bien en sus vacías cabezas, porque si usted los escucha o les lee, este país más parece la carta del tarot del loco que camina como un estúpido al abismo, que una nación europea moderna.